Domingo 25 del Tiempo Ordinario (22.9.2024) - Ciclo B
LA LÓGICA DEL CRISTIANISMO
“El que quiera ser grande, sea el servidor de todos”
Seguimos en el último viaje de Jesús a Jerusalén y Jesús continúa formando a sus discípulos sobre su misión, si bien hoy lo hace con mayor claridad. Ellos no comprenden que van a Jerusalén a que le crucifiquen y maten, aunque al tercer día resucitará. Más aún, todo lo que se les ocurre es discutir quién es el más grande entre ellos. No hay duda: Jesús y sus discípulos se mueven en una longitud de onda distinta. Ellos aspiran a ser grandes siendo tan poca cosa y él, que es grande, se hace servidor de todos. Es la lógica que deben aprender: “El que quiera ser el primero –les dice- que sea el último de todos y el servidor de todos”. Y para que lo entiendan, llama a un niño, le pone en medio y le abraza. Ahí está el camino: hacerse niños con humildad y sencillez, y acogerle a él y a los demás como los niños. Es la lógica del amor. Una lógica muy acorde con la persona humana, que está hecha para amar y ser amada. Pero a la que el pecado original pervierte con el egoísmo y el afán de aparentar lo que la verdad nos dice que no somos. Hoy respiramos un aire contaminado por las idolatrías del éxito, del dinero y de la prepotencia. Para purificarlo –que esa es la misión de los discípulos de Jesús- hay que inyectarle la lógica del servicio por amor. La soberbia y el orgullo se vencen con el servicio y la humildad. Para ser verdaderamente grande es preciso hacerse pequeño y servidor de todos. Aprendamos del amor tan depurado de las madres. Ellas sirven a sus hijos sin límites ni intereses, viven para ellos y siempre se colocan en el último lugar.
0 comentarios