Blogia
LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo 6 del Tiempo Ordinario (16.2.2025) - Ciclo C

BIENAVENTURANZAS Y MALAVENTURAS

“Vuestro es el Reino de Dios”

“Dichosos los pobres, los que ahora tenéis hambre, los que lloráis, los proscritos por mi causa”. El programa de vida que Jesús propuso a sus discípulos sería absurdo si no hubiese añadido: seréis dichosos, porque la justicia de Dios hará que seáis saciados, que os alegréis, que seáis resarcidos de toda acusación falsa. En una palabra: dichosos porque ya desde ahora Dios os acoge en su reino. Existe, en efecto, una justicia divina que enaltece a los humildes y humilla a los soberbios. Por eso, tras las bienaventuranzas, Jesús sentenció: “¡Ay de vosotros los ricos, ay de los que estáis saciados, ay de de los que ahora reís, ay de los que todo el mundo habla bien!”. ¿Por qué? Porque la situación se invertirá cuando llegue el momento en que Dios aplique su justicia. Esto tendrá lugar al final del mundo pero ya actúa en la historia. Jesús no es un revolucionario y no propone una revolución de tipo social o político. Su revolución es la del amor, que él ya ha realizado con su muerte y resurrección. Ellas inauguran el nuevo horizonte de las bienaventuranzas. Gracias a él, podemos ser justos y construir un mundo mejor. A su luz “el cristianismo deberá elaborar y reformular constantemente los ordenamientos sociales, una ‘doctrina social cristiana’. Ante nuevas situaciones corregirá lo que había propuesto anteriormente” (Benedicto XVI). Las Bienaventuranzas no son un programa social, pero la justicia social sólo puede crecer “donde la fuerza de la renuncia y la responsabilidad por el prójimo y por toda la sociedad surge como fruto de la fe” (Benedicto XVI). 

0 comentarios