San Pedro y san Pablo (29.6.2025) - Ciclo C
LA FE DE PEDRO Y EL APOSTOLADO DE PABLO
“Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”
Hoy es una de esas pocas ocasiones en las que el domingo es desplazado por otra celebración. Esto quiere decir que la Iglesia da al martirio de san Pedro y san Pablo una relevancia muy especial. Además de que ambos dieron la vida por Jesucristo, Pedro es la roca sobre la que descansa la Iglesia, y Pablo, el apóstol incomparable. Ambos fueron martirizados en Roma durante las persecuciones de Nerón, probablemente en fechas diferentes. Sin embargo, la Iglesia los ha juntado en el mismo día, porque desea que sus hijos poseamos la fe de Pedro y el celo misionero de Pablo. Sin fe, nada se sostiene en pie. Pero, sin afán misionero, la fe se va extinguiendo, poco a poco, hasta desaparecer. Así ha sucedido en Europa y, en concreto, en España. Los padres, que son los trasmisores natos de la fe a sus hijos, han renunciado a esa tarea, en muchos casos y en no pequeña medida. Baste recordar, por ejemplo, que tantos no van a misa con ellos los domingos, no rezan antes de las comidas, no les enseñan las verdades básicas del catecismo y juzgan los acontecimientos y las personas con criterios meramente humanos. Con ello, se ha roto la cadena más importante y eficaz para trasmitir la fe. El resultado está a la vista de todos. Recomponer esa cadena no será fácil. Pero es imprescindible. Para ello, es urgente que los padres practicantes sean mucho menos cómodos y mucho más misioneros. ¿Quién puede motivar mejor a los padres que otros padres? Los abuelos suplen, a veces, en parte. Pero es tarea, sobre todo, de padres apostólicos, creativos y valientes.
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