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LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo 12 del Tiempo ordinario (21.VI.2020) - Ciclo A

LA FELICIDAD ES POSIBLE

“Valéis más que muchos gorriones”

*** Retomamos el “Tiempo Ordinario”, que es como decir que volvemos a lo cotidiano, a lo de cada día, a lo que forma la trama principal de nuestra existencia. A partir de ahora, la Pascua anual deja paso a la pascua semanal, al domingo. Un día que necesitamos recolocar en el lugar privilegiado que le corresponde. Una semana sin domingo y un domingo sin misa es salirse del camino y enrolarse en un mero fin de semana. A medio plazo, el abandono del domingo concluye con el abandono de la fe. Al contrario, encontrarse en la misa con el Señor y con los hermanos en la fe, robustece nuestra fe teórica y práctica. Basta escuchar, por ejemplo, el evangelio de la misa de este domingo para que el alma se esponje, oyendo que el Señor nos dice a cada uno: “No tengáis miedo. Vosotros valéis más que los gorriones”, que se venden por unos céntimos y “vuestro Padre” cuida de ellos. ¿Quién no se siente reconfortado con estas palabras, ahora que la crisis del coronavirus puede llevarnos a la angustia, olvidando el dato fundamental de que estamos en las manos de Dios, que es nuestro Padre? ¿Quién no pasa en la vida por momentos difíciles, en los que todo se nos viene abajo y tenemos la impresión de que se hunde hasta el suelo que pisamos? Es posible que entremos en la iglesia con esta situación en el alma y, más o menos, derrotados. Pero el Señor sale a nuestro encuentro, como lo hiciera en el camino de Emaús, y con su palabra nos devuelve el sosiego, la paz, la confianza en el futuro, la ilusión de seguir luchando y esperando. Al experimentar el miedo, la zozobra y la angustia puede surgir la tentación de huir de Dios y refugiarnos en el consumismo, el sexo, la droga, la diversión desenfrenada, los programas televisivos “fuertes” –en realidad son, tantas veces, mortíferos para el alma-, y mil sucedáneos más. Sería una solución tan poco inteligente como alejarnos del médico cuando estamos gravemente enfermos. El requisito para ser felices no es tener mucho dinero o que todo nos salga redondo. Es más sencillo y lo tenemos más a mano en dos palabras del evangelio de hoy: Dios es nuestro Padre.            

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