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LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo 5 del Tiempo Ordinario (7.2.2021) - Ciclo B

EL MÉDICO QUE NECESITAMOS

“La tomó de la mano y la curó”

****Después de una intensísima jornada, Jesús ha venido a la casa de Pedro, donde vive su suegra. La encuentra encamada y con una fiebre alta. No se queda insensible. La toma de la mano, la levanta, la cura y ella se pone a servirles. Todo un símbolo de lo que hace ahora Jesús. Viene a la casa donde vivimos los hombres y mujeres de este tiempo y nos encuentra con una fiebre alta: la fiebre de las ideologías, de las idolatrías, de la vida vivida como si Dios no existiera. Como a la suegra de Pedro, nos da la mano de su Palabra, de sus sacramentos, de su Persona. Con la mano de su Palabra cura los errores y las tinieblas de las ideologías e idolatrías, con la del sacramento de la Penitencia cura la fiebre de nuestros pecados y con la de la Eucaristía nos da el alimento para continuar caminando. Una vez curada, la suegra de Pedro se puso a servirles, a estar a disposición de los demás. Como han hecho y hacen tantas abuelas y madres, tantísimas profesionales de los mil y un oficios y profesiones, tantas catequistas en nuestras parroquias, tantas religiosas en centros donde se cuida la vida con amor y compasión. ¡Qué sería de este mundo y de la Iglesia sin las mujeres! Tras descansar, antes del amanecer, Jesús se va al monte a orar. Luego vendrá otra jornada agotadora. No será un simple trabajo sino el cumplimiento amoroso de lo que es el centro de su vida: la voluntad del Padre. Sin oración hay propagandistas, quizás maestros. Pero no hay testigos. Y eso es, precisamente, lo que necesitan con urgencia el mundo y el hombre de hoy.            

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