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LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo 4 del Tiempo Ordinario (31.I.2021) - Ciclo B

***EL DEMONO NO ES UNA BROMA

“Cállate y sal de él”

Estamos en la sinagoga de Cafarnaún, al norte del lago de Genesaret. Es sábado. Jesús ha entrado junto con los judíos practicantes del pueblo. El archisinagogo le ha pedido que predique. Lo hace con gusto. No sabemos qué dijo. Sabemos, en cambio, los efectos. Sus oyentes quedaron impactados y muy admirados. Él no había predicado como el escriba de turno, que siempre repetía lo que opinaban otros escribas más sabios que él. Jesús no había dicho: “dice Gamaliel” o “dice Efraín”. Él ha hablado en nombre propio: “Se os ha dicho, pero Yo os digo”. ¡Cómo no iba a dejarles admirados este modo de hablar! Pero éste fue el primer acto. El segundo será más desconcertante. Hay allí un poseído por el demonio y, al ver a Jesús, ha perdido los nervios y se ha puesto a gritar: “¿Qué quieres de nosotros Jesús Nazareno, has venido a perdernos?” Jesús no respondió “por supuesto” o algo parecido. Fue más contundente: “Cállate y sal de él”. Y el demonio salió dando un gran grito. Era el primer exorcismo de la historia de Jesús. No sería el último. Jesús no pacta con el demonio. Ha venido a destruirlo, porque no puede pactar con quien esclaviza a los hombres. Y, entonces y ahora, el demonio esclaviza siempre. El demonio no es una broma ni algo etéreo. Es un ser personal, mucho más inteligente y poderoso que el hombre. Pero infinitamente menos que Dios. Por eso, Jesús le ha derrotado y le sigue derrotando. Y nosotros con él. Quien se acerca al sacramento de la Penitencia derrota y vence al demonio. Por eso él pone tanto esfuerzo en que no lo hagamos.             

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