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LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo 4 de Cuaresma (27.3.2022) - Ciclo C

DIOS NOS INVITA A RECOMENZAR

Su padre le comía a besos”

¿Cuántos jornaleros en casa de mi padre se hartan de pan y yo aquí me estoy muriendo de hambre! Fue el grito de angustia de aquel muchacho que pensó encontrar la felicidad fuera de la casa de su padre, viviendo sin ningún límite y disfrutando a tope de la vida. Después de unos meses en los que había gastado y malgastado la herencia que había reclamado por anticipado, se encontró con la dura realidad de la vida: sin trabajo, sin dinero, sin amigos y en un nivel de vida inferior al de los cerdos. Para su fortuna, reconoció que se había equivocado y que su lugar estaba en la casa paterna. En un arranque de sensatez se dijo: “Iré a mi padre y le diré: Padre, he pecado contra el celo y contra ti, no merezco que me trates como hijo, pero acógeme como un criado tuyo”.  Cuando estaba cerca de su casa, descubrió lo que hasta entonces no había visto: que su padre era tan padrazo, que, al verle, corrió hacia él, se le echó al cuello y le comía a besos. Más aún, mandó preparar un gran banquete porque  había vuelto a casa. Este es el Dios que nos ha revelado Jesucristo: un padrazo que sólo espera nuestro arrepentimiento para darnos su perdón e invitarnos al banquete de la Eucaristía. Estamos en Cuaresma, tiempo de conversión, tiempo de perdón y, por eso, tiempo de alegría verdadera. Nuestros errores y pecados pueden ser grandes y numerosos. Aunque así sea, esos pecados y errores no han menoscabado el amor que Dios nos tiene. Tengamos la cordura y la sensatez del hijo pródigo y recomencemos una nueva vida.  Una buena confesión y... vuelta a empezar.

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