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LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo 3 de Pascua (23.4.2023) - Ciclo A

LA TABLA DE SALVACIÓN

“Le reconocieron al partir el pan!

Hundidos y decepcionados. Así se encontraban dos caminantes que se dirigían a Emaús la tarde del primer domingo de la historia. Jesús de Nazaret se había manifestado poderoso en obras y palabras pero había sido crucificado por sus enemigos. Su fe en él se había derrumbado. Mientras rumiaban su desilusión, el Resucitado sale a su encuentro aunque no le reconocen. Les explica con entusiasmo que eso estaba anunciado por los profetas y los salmos. Al escuchar su palabra, su corazón se reaviva. Cuando entra a cenar con ellos, se da a conocer. Renace la alegría de vivir. Desandan, ahora cuesta arriba y de noche, los once kilómetros que les separa de Jerusalén porqae tienen necesidad de comunicárselo a los apóstoles. Estos dos caminantes son el espejo de muchos cristianos de hoy, especialmente de cierta edad. Ante la nueva situación del matrimonio y de la familia, de las leyes contrarias a la vida, de los que ya no se casan o descasan, de los que no piden el bautismo para sus hijos, de las terribles injusticias que persisten, del relativismo intelectual y moral tienen la sensación de que Jesucristo y la Iglesia no caben en este mundo y se cuestionan si tiene sentido ser cristiano. Jesús sale también ahora a su encuentro con la Palabra que les dirige cuando participan en la eucaristía de cada domingo. Esa reunión dominical con los que creen lo mismo que ellos, escuchar la Palabra de Jesús y sentarse a su mesa ss su tabla de salvación. Si perseveran, seguirán como discípulos de Jesús. ¡Él está vivo y vive entre nosotros, aunque, a veces, no lo reconozcamos!    

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