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LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo 5 de Pascua (18.5.2025)- Ciclo C

UN MANDATO PENDIENTE

“Amaos también entre vosotros”

El tiempo pascual está muy avanzado. Eso explica que el evangelio de hoy nos anuncie la próxima Ascensión de Jesús al cielo. “Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros”, suena a despedida testamentaria. Cuando a un padre se le agota el tiempo de vida, en pocas palabras trasmite a sus hijos lo que quiere tras su partida: que no riñan, que se perdonen siempre que sea necesario, que se ayuden en lo que puedan, en una palabra que se lleven como hermanos. Algo parecido hizo Jesús con sus discípulos. No les dijo que realizaran grandes gestas ni portentosos inventos. Su testamento fue muy sencillo pero exigente: “Amaos unos a otros como yo os he amado”. Ellos, judíos de raza y religión, conocían que la Ley de Moisés les mandaba amarse entre ellos. Pero Jesús le manda algo distinto. Lo “nuevo” era “como yo os he amado”, es decir, “hasta la muerte”, hasta entregar la vida por los demás. Me suben los colores a la cara ante el contraste con mi vida. Pero eso no me excusa de proclamar que lo que Jesús espera de quienes nos llamamos discípulos suyos es que nos queramos como hermanos. “Quisiera que predomine siempre el sentido de ser familia que comparte las alegrías y los dolores de la vida junto con los valores humanos y espirituales que la animan”, decía el viernes pasado el papa León XIV al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede. Y les hacía esta invitación: promover “el deseo de encontrarse más que de confrontarse”, arrancar “el orgullo del corazón” y medir “el lenguaje, porque también se puede herir y matar con las palabras, no sólo con las armas”.      

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