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LITURGIA DEL VATICANO II

DOMINGO 15 DEL TIEMPO ORDINARIO (12 de julio) - Ciclo B

RECHAZAR AL MENSAJERO Y AL MENSAJE

«Sacudid el polvo de las sandalias» 

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«Los llamó para que estuviesen con  él y para enviarles a predicar» Con esta sencillez y claridad narra san Marcos la elección de los Apóstoles. A la altura del relato evangélico de este domingo, ya se ha cumplido el primer objetivo: han estado día y noche con Jesús, han visto de qué y cómo predica, han contemplado cómo trata a los  niños, a los enfermos y a las personas importantes, se han pasmado al ver cómo expulsa a los demonios y cómo cura las enfermedades y dolencias del pueblo. Ahora ya poseen el mínimo indispensable para ser enviados a anunciar el evangelio. Y, efectivamente, Jesús les envía a predicar que sólo Dios es el Señor y que ese señorío está a punto de manifestarse. Con su palabra y acciones, los discípulos deben mostrar que el mensaje sobre el señorío único de Dios es verdaderamente una Buena Noticia que aporta felicidad y alegría a los hombres. Este es su único bagaje. No deben llevar dinero ni pertenencias. En cada aldea a la que lleguen para evangelizarla, vivirán en la casa que los acoja y comerán y beberán lo que coman y beban los demás. No deben hacerse ilusiones. No todos los recibirán, porque la suerte del discípulo no puede ser distinta de la del Maestro, y a él le han rechazado muchas veces. Cuando esto ocurra, no deben marchar corriendo, como perros apaleados, sino «sacudir el polvo de su calzado», subrayando con ese gesto inequívoco el rechazo de que son objeto y haciendo conscientes a los que así actúan de la gravedad de su comportamiento. Rechazarles a ellos como mensajeros y rechazar su mensaje es rechazar al que los envía. Jesús continúa hoy enviando a sus apóstoles en la persona del Papa y de los obispos. El mensaje que anuncian no es suyo sino de Jesús. La libertad humana puede aceptarlos o rechazarlos. Pero asumiendo las consecuencias: rechazarlos como mensajeros de Jesús es rechazar al mismo Jesús. ¡Triste suerte la de la libertad humana! Tú y yo ¿en dónde nos situamos?      

 

 

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