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LITURGIA DEL VATICANO II

DOMINGO TERCERO DEL TIEMPO ORDINARIO (24.I.2010) -Ciclo C

HA SONADO LA HORA DE LA SALVACIÓN

«Hoy se cumple lo que acabáis de oír»

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Este domingo es el tercero del Tiempo Ordinario y en él comienza la lectura del evangelio de san Lucas que nos acompañará durante unos treinta domingos. Lucas es el único que comienza su evangelio con un Prólogo y el que desde el principio quiere dejar claro que es un intelectual riguroso y que su testimonio es fidedigno. No quiere escribir una novela sino la historia de lo que Jesús dijo e hizo mientras vivió entre nosotros. Es consciente de que la historia se escribe con hechos y los hechos sólo son conocibles por los que son testigos. Dado que él no ha sido testigo presencial de lo que va a narrar, sólo tiene un camino: acudir a quienes lo fueron: los Apóstoles. Ellos y sólo ellos son la única fuente fidedigna, porque ellos  y sólo ellos vivieron con Jesús desde el principio hasta que ascendió al Cielo. No es el primero que escribe esta historia, pues otros han escrito relatos similares. Nosotros ignoramos quiénes fueron. Él los conoce y utiliza. Sin embargo, nunca perderá de vista que todos vienen de la misma fuente: la enseñanza y predicación de los Apóstoles. De ellos dependen todas las Escrituras y toda la predicación posterior. Hasta hoy. Por eso, en la misa de cada domingo hacemos siempre la misma confesión: «Creo en la Iglesia que es...apostólica». Sentadas las bases de su credibilidad, Lucas nos sitúa en la sinagoga de Nazaret. ¡Cuántas veces Jesús había estado él allí escuchando la Palabra de Dios a lo largo de treinta años! Pero hoy no viene a escuchar. Viene a enseñar. Más aún, a dar a sus paisanos la noticia esperada por los siglos y que tiene alcance universal. Desenrolla el libro de Isaías. Lee unas palabras en las que el profeta habla del Mesías y las comenta con una sola pero impresionante frase: «Hoy se ha cumplido la palabra que acabáis de escuchar». Que es tanto como decirles: «Yo soy el Mesías anunciado y esperado, que viene a salvar a los hombres. Ha sonado la hora de la salvación. ¡Dichosos vosotros!». La hora de la salvación fue anunciada en Nazaret, pero llega hasta ti y hasta mí por el Jesús que nos anuncia la Iglesia ¿Le acogeremos o nos encogeremos de hombros? Nos va mucho en la respuesta.        

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