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LITURGIA DEL VATICANO II

DOMINGO CUARTO DE PASCUA (15.V.2011) - Ciclo A

 

VOCES VERDADERAS Y

FALSAS

«Yo soy la puerta de las ovejas»

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Barcas y redes. Campos y semilla. Harina y levadura. Este es el lenguaje recurrente en la predicación de Jesucristo, a la hora de trasmitir las verdades más profundas de su reino a gente sin apenas cultura y dedicada a los trabajos del mar, del campo y de la casa. Por eso, no llama la atención que para explicar la íntima relación que existe entre él y su pueblo, -entre él y cada uno de nosotros-, Jesucristo recurra en el evangelio de hoy a la imagen de un pastor bueno que conoce y cuida a sus ovejas. En aquel tiempo, los pastores guardaban sus rebaños en un mismo redil y los cuidaban por turno, mientras los demás descansaban. A la mañana siguiente, cuando había que llevar a pastar a las ovejas, cada pastor entraba por la puerta y llamaba a las suyas y éstas, al oír su voz, le seguían. Entre el pastor verdadero y sus ovejas había una especie de relación de amistad: se conocían, se trataban y se seguían los pasos. Cuando, en cambio, el que llamaba a las ovejas no era su pastor sino un extraño, las ovejas no conocían su voz ni le seguían. La voz era la contraseña y el enlace entre ovejas y pastor. Gracias a la voz del pastor, las ovejas sabían que podían fiarse de él. Jesucristo es el único buen pastor. Ciertamente, él ha querido que otros hagan sus veces. Pero sólo quien llega desde él y de parte de él será pastor auténtico. En caso contrario, será bandido o ladrón. De ahí que, todo el que quiera ocuparse del pueblo de Dios y ejercitar autoridad sobre él, deberá ser sometido a examen para ver si tiene un encargo de Jesús y si sus palabras y acciones responden a la orientación de Jesús. Lo decisivo es hacer las veces de Cristo. Como ha recordado el Vaticano II esto corresponde al Papa y a los obispos en comunión con él –y a quienes colaboran con ellos en íntima comunión jerárquica-. Las ovejas buenas y fieles lo saben muy bien. De hecho, tienen un sexto sentido para darse cuenta de quién es el pastor del que se pueden fiar y al que deben escuchar, secundar y seguir. Pidamos que el Seños siga enviando buenos pastores a su pueblo y que su pueblo siga escuchando a los buenos pastores. 

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