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LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo 8 del Tiempo Ordinario (26.II.2017) - Ciclo A

DIOS Y EL DINERO

No podéis servir a dos amos”

________________________El dinero es necesario. Más aún, muy necesario. Necesitamos comer, vestir, ir a la peluquería, comprar unos zapatos y mil cosas más. Los padres tienen que comprar desde las papillas hasta los libros del colegio y, si los hijos estudian fuera, pagar el costo de la pensión o del colegio mayor. Por eso, Dios nos ha dado la inteligencia y las manos. Trabajar, por tanto, para ganar dinero no sólo no es malo sino que es positivamente bueno. Por algo decía san Pablo a los que vivían del cuento, pensando en que el fin del mundo era inminente: “El que no trabaja, que no coma”. ¿Qué quiere decir, entonces, el Señor cuando sentencia en el evangelio de hoy que no podemos “servir a dos amos, a Dios y al dinero”? Pues que no podemos hacer lo que hace tanta gente hoy: vivir obsesionados con ganar dinero para gastar cada vez más, sacrificando toda su vida en el altar de ese ídolo: el matrimonio, la esposa, los hijos, los padres, los amigos, el descanso y la misa del domingo, la salud, en una palabra: todo. El dinero es buen esclavo pero muy mal amo. Si le dominas, puedes hacer grandes cosas con él: criar y educar a los hijos, dar limosna con generosidad, impulsar grandes obras de apostolado, prestar servicios eficaces a los demás, especialmente a los pobres, ayudar al sostenimiento de la Iglesia, etcétera. Pero si nos domina, nos lleva al desastre, incluso en lo económico. ¡Que se lo pregunten al hijo pequeño de la parábola del padre del hijo pródigo! O a esos futbolistas, artistas o cantantes que, después de ganar dinero a manos llenas, viven en la miseria. ¿Qué hacer, qué camino seguir, qué actitud tomar? Lo que nos dice el final del evangelio de este domingo: “Buscad, primero el reino de Dios y su justicia, lo demás se os dará por añadidura”. El “reino de Dios” es Dios mismo, hecho hombre en Jesucristo. Su “justicia” es su voluntad. Dios y su voluntad: ¡ese ha de ser nuestro amo, nuestro tesoro! “Lo demás”: comida, vestido, vivienda y ese largo etcétera que necesitan quienes son personas humanas, vendrá como consecuencia Hagamos caso a Jesús y sigamos el ejemplo de los santos. ¡Acertaremos y seremos felices!               

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