Blogia
LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo de Ramos en la Pasión del Señor (20.III.2016) - Ciclo C

DOS HISTORIAS ACTUALES

«Lloró amargamente»

____________________________________________________

Comienza la Semana Santa. Jesús hace su entrada en Jerusalén entre palmas, aclamaciones y vítores. Pero él tiene una idea que ignoran  quienes le aclaman. Viene a entregar su vida. Viene a morir. Es consciente de ello. Pero para esto ha nacido: para dar su vida en rescate por todos. Con él vienen Pedro y Judas. Los dos le acompañarán en la celebración de la Pascua, la víspera de su Pasión. Pedro es el preferido. Judas, uno más entre los Doce. Uno y otro, del círculo de sus íntimos. Pedro protestará cuando quiera lavarle los pies. Judas, no se opondrá. Pedro, añadirá enseguida: “Aunque todos te abandonen, yo no”. Judas, callará. Pasa un poco de tiempo y Pedro niega y reniega: “No conozco a ese hombre”. Judas es más ladino: se ha deslizado entre las sombras y le ha dado un beso traidor, que es la contraseña para que le apresen. Pedro mira a Jesús y, al ver su villanía, llora “amargamente”. Judas se desespera y se cuelga de un árbol, donde se ahorca. Jesús “miró” a Pedro. Con Judas hizo mucho más: le llamó “amigo”. ¿Qué ha pasado aquí para que uno sea hoy un santo y el otro esté donde es mejor no pensarlo? Estas dos historias no están cerradas. Nos tocan muy de cerca. ¡Cuántas veces hemos sido requeridos a dar testimonio de nuestras convicciones cristianas y hemos respondido con nuestros hechos y con nuestro silencio:  «No conozco a este Jesús del que me hablas». Quizás nos hemos atrevido a musitar: “Soy creyente, pero no practico”. Judas nos horroriza. Pero ¿nunca hemos traicionado a Jesús? Ahora bien, en esos días importa más mirar la misericordia de Jesús que nuestra mezquindad. Los pecados de Pedro y de Judas no son muy diferentes. Pero Pedro tuvo confianza en la misericordia de Jesús; Judas, no. Hay un mandamiento de la Iglesia que manda confesarse, al menos, una vez al año y comulgar por Pascua. Ese precepto, que es más un regalo que una obligación, nos sitúa ente el dilema de seguir la historia de Pedro o la de Judas, la del mal ladrón o la del ladrón arrepentido. ¿Cuál de las dos vale la pena elegir?          

 

0 comentarios