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LITURGIA DEL VATICANO II

DOMINGO 15 DEL TIEMPO ORDINARIO (22.VII.2012) - Ciclo

 

DESCANSO NECESARIO Y

POSIBLE

«Vamos a un lugar tranquilo para descansar»

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El de hoy es el reverso del evangelio del domingo pasado. Allí veíamos a Jesús enviando a los apóstoles a realizar sus primeros pinitos apostólicos: «Id, predicad la conversión, echad demonios». Hoy esos apóstoles están de vuelta para seguir al lado del Maestro, y continuar aprendiendo cómo trata él a la gente, cómo les predica y cómo se preocupa de sus problemas materiales y espirituales. Han vuelto contentos, porque los frutos conseguidos han sido abundantes. Pero también han vuelto cansados. Jesús se da cuenta y les dice: «Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco, porque eran tantos los que iban y venían que no encontraban tiempo ni para comer». Jesús sabe mejor que nadie que la mies es abundante y que en su campo no sirven los  vagos y comodones. Pero sabe también que no se puede trabajar sin parar, porque se rompe la salud física y psíquica o las dos. Por eso, se preocupa de que sus cansados discípulos se retiren con él a un lugar tranquilo para descansar. Si vale la extrapolación, para pasar un fin de semana en el campo o en la montaña. Conocedores del terreno, se disponen a pasar al otro lado del lago y ponerse al abrigo a de la gente. No contaban con lo que dice el evangelista: «Entonces, de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron». Conociendo cómo es Jesús, no extraña que reaccionara como nos dice san Marcos: «Al desembarcar vio Jesús una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor». Y, ni corto ni perezoso, «se puso a enseñarles con calma». ¡Adiós plan de descanso! El evangelista no ha recogido la reacción de los apóstoles ni la cara que pusieron. Sea como fuere, lo cierto es que Jesús les estaba dando esta gran lección. Hay que descansar siempre que es necesario. Eso es bueno. Pero, si surgen necesidades ineludibles e inaplazables, hay que seguir trabajando. Decía Napoleón que las batallas siempre las han ganado soldados «cansados». Las batallas de la educación, del espíritu y de los necesitados de ayuda las tienen que ganar trabajadores «cansados».         

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