Blogia
LITURGIA DEL VATICANO II

 

JESÚS CUENTA CON

NOSOTROS

«No llevéis nada para el camino»

_________________________________________________

Han pasado seis meses desde que Jesús llamó a los Doce para que estuvieran con él y  enviarles luego a predicar. Hasta ahora han hecho lo primero. Se han limitado a estar con Jesús, y ver lo que hacía y decía. Hoy comienza para ellos una gran aventura. Jesús les ha dividido en parejas y les ha dicho: id a predicar, y no llevéis nada para el camino: ni pan, ni alforjas, ni dinero, ni una túnica de repuesto, sólo un bastón y un par de sandalias. Les ha dado, así mismo, su mismo poder: echar demonios y curar a los enfermos. Y les ha delimitado bien el terreno de operaciones: han de dirigirse sólo a los judíos, no a los gentiles, ni siquiera a los samaritanos. Eso vendría después. De momento su campo son «las ovejas perdidas de la casa de Israel». Fue duro para estos pescadores y recaudadores de impuestos ponerse a predicar. Lo sabe muy bien el que ha hablado a una multitud. Incluso si es intelectual, cosa que ellos no eran. Más difícil todavía es predicar sobre algo que todavía no entienden con claridad. Pues «el Reino» es para ellos más material que espiritual. Y lo que debió resultarles dificilísimo fue «echar demonios y sanar a los enfermos». Al hacerlo, un escalofrío les corrió por la espina dorsal. Antes de que partiesen, quiso prevenirles: unos les aceptarían y otros les rechazarían. Como a Él. Al que los recibiese, le comunicarían la paz; en cambio, si alguien no les recibía, al salir bastaba sacudirse el polvo de las sandalias, como señal de que no tenían nada en común. Ellos «marcharon y predicaron que se convirtieran, y echaban muchos demonios, ungían con aceite a los enfermos y los curaban». ¡Qué maravillosa disponibilidad y obediencia la de los Apóstoles! ¡Y qué prodigiosa eficacia! Hoy los Doce son «el Papa y los obispos en comunión con él»: el Colegio Episcopal, que sucede a los Doce. Nosotros no somos de ese grupo, pero también somos enviados a hacer apostolado y realizar milagros incluso mayores: de conversión y de entrega a Dios. ¡Si tuviéramos la misma docilidad y obediencia...!          

 

0 comentarios