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LITURGIA DEL VATICANO II

Inmaculada Concepción (2 de Adviento- Ciclo A)

MARÍA ES CAMINO OBLIGADO

“Alégrate, llena de gracia”

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Hoy toda la Iglesia celebra el segundo domingo de adviento. Menos España. No es por desobediencia sino por privilegio. Ha sido necesario acudir a Roma, para que nos permitieran celebrar esta fiesta en un domingo de los llamados “privilegiados”, es decir, sobre los que nada prevalece. Pero España es la tierra de la Inmaculada, la tierra de María Purísima y no podían privarnos de celebrarla. Además, bien miradas las cosas, María encaja en cualquier parte del Adviento. Porque si el Adviento es para prepararnos a la venida del Salvador, ¿no es María el camino obligado y más andadero, dado que en su seno se gestó la humanidad del Salvador? ¿No es Ella la puerta a la que debemos llamar para decirle que nos le entregue? María, en efecto, fue Inmaculada no “porque sí” o porque Dios quería lucirse en una mujer. María fue preservada del pecado original -que todos contraemos cuando somos engendrados por nuestros padres- por una razón suprema: porque estaba destinada a ser la Madre de Dios. Y el huerto donde brotaría la flor que salvaría a toda la humanidad, no podía ser posesión del demonio, ni siquiera por un instante. Dios tuvo que emplearse a fondo para que esto pudiera ser así. Porque María, por ser hija de Adán como nosotros, debía recibir la herencia del pecado original. Además, tenía que ser alcanzada por la redención antes de que ésta tuviera lugar. Era tan peliaguda la cuestión, que los teólogos tardaron siglos en encontrar la respuesta adecuada. Al fin dieron con ella: María no ha contraído el pecado original porque la gracia de la redención se le aplicó por anticipado. Así, mientras a todos los demás Jesucristo nos da la gracia del Bautismo para levantarnos y lavarnos de ese pecado, a María le puso la mano para evitar que cayera en él. Como diría más tarde el clásico castellano, la hizo “la Hidalga del Valle”, porque fue la única que mantuvo en pie. Otro clásico, aunque menos brillante, explicó así el misterio: “¿Quiso y no pudo?/No es Dios. ¿Pudo y no quiso?/No es hijo./Digamos pues, pudo y quiso” hacerla Inmaculada. Si queremos encontrar a Jesús en Navidad, vayamos a María en este Adviento.    

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