Blogia
LITURGIA DEL VATICANO II

JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO (23. XI. 2014) - Ciclo A

JUZGARÁ A LOS VIVOS Y A LOS MUERTOS

“Venid al reino que os tenía preparado”

____________________________________________________

En una ocasión, un famoso novelista visitó un centro donde la madre Teresa de Calcuta prestaba sus servicios. Tras pasar revista a tanta miseria y comprobar los desvelos de la madre hacia aquellos desgraciados, exclamó: -Yo no haría esto por todo el dinero del mundo. La buena religiosa contestó: - Yo tampoco. Extrañado por esta respuesta, replicó: - Entonces, ¿por quién lo hace usted? Ella contestó: - Por Jesús. Lo hago por Jesús. Me ha venido a la mente esta anécdota, porque el evangelio de este domingo no puede ser más claro: cuando llegue el momento del juicio definitivo de las personas, de las instituciones y de los estados, Jesucristo emitirá una sentencia inapelable, que no podrá revocar ningún tribunal ni ningún poderoso de este mundo. Porque es el Juez supremo de vivos y muertos. En ese momento, cuando separe la paja del grano, el bien del mal, lo verdadero de lo falso, las realidades de las apariencias, lo justo de lo injusto, Jesús juzgará según este criterio: “lo que hicisteis con uno de estos, conmigo lo hicisteis”. El criterio de valor para oír “venid benditos de mi Padre a poseer el reino que os tenía preparado desde toda la eternidad” o “id malditos al fuego eterno preparado para el demonio y sus secuaces”, no serán los títulos académicos que hemos alcanzado, los cargos políticos o sociales que hemos desempeñado, las cuentas bancarias que hemos acrecentado, los negocios que hemos creado, las juergas que hemos vivido. El criterio será este: “tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber, estuve enfermo y en la cárcel y me visitaste”, o “me viste hambriento, sediento, enfermo, encarcelado… y no te preocupaste de ayudarme”. La madre Teresa lo había aprendido bien. Por eso, su respuesta era tan clara y tan segura: “Lo hago por Jesús”. El pobre material, espiritual o moral no tiene ningún título para identificarse con Jesús. Es Jesús quien se ha querido identificar con él. ¡Qué distinto sería el mundo y qué distinta sería nuestra vida –la de todos, sin excepción- si tuviéramos presente el dicho del místico castellano: “en la tarde de la vida serás juzgado del amor”! 

0 comentarios