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LITURGIA DEL VATICANO II

Sagrada Familia (28.XII.2014) - Ciclo B

DIOS NACIÓ Y CRECIÓ EN UNA FAMILIA

“El Niño iba creciendo y robusteciéndose” 

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Hoy es la Sagrada Familia. Una fiesta que el Beato Pablo VI quiso instituir en la Iglesia de nuestros días para que sirviera de espejo en el que se miraran las familias cristianas y copiaran sus virtudes domésticas. Ciertamente, la realidad de la sociedad actual es muy distinta de la que le tocó  vivir a la Sagrada Familia. Baste pensar que en aquel momento la cultura era rural y pastoril, no existía la luz eléctrica y ninguno de los artilugios que hoy nos parecen  indispensables: la televisión, el móvil, el ordenador, etc. Pero el núcleo de la familia permanece inmutable: un hombre y una mujer que se han unido en matrimonio y unos hijos que nacen de él con la misma sencillez y naturalidad que brotan las flores en los rosales y las peras en los perales. A pesar de todos los avances, los hijos siguen naciendo con la misma precariedad de entonces y necesitados de los mismos cuidados educativos y del apoyo incondicional de sus padres. Por eso, es clave que los padres contemplen la vida de José y María en Nazaret y que los hijos imiten el comportamiento de Jesús. Volviendo los unos y los otros al hogar de la Sagrada Familia descubrirán una familia que ha situado a Dios en el centro de su vida y es profundamente creyente, una familia en la que los padres trabajan muchas horas todos los días para hacer frente a las necesidades de la vida, una familia en la que cada uno realiza el papel que le corresponde: José y María dirigen la casa y Jesús, mientras no sale a predicar, les obedece, una familia en la que los padres no avasallan la libertad de Jesús ni se oponen a que desarrolle su vocación, una familia sencilla y trabajadora como la inmensa mayoría de las familias del mundo, una familia pobre pero honrada. El evangelio nos presenta a Jesús que es llevado por sus padres al Templo de Jerusalén cuando tiene unos pocos días, para realizar lo que exigía la Ley de Moisés y a Jesús que va creciendo en años y experiencia en el seno de su familia. Así de sencillo y así de sublime. ¡Cuánto hay que aprender de ese bendito hogar! 

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