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LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo 24 del Tiempo Ordinario (13.IX.2015) - Ciclo B

QUIÉN ES JESÚS PARA MÍ

“Apártate, Satanás”

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Estamos en el camino de Cesarea de Filipo, en la parte noreste de Galilea. Jesús se dirige allí acompañado de sus discípulos. En un momento del camino se detiene y les formula esta gran pregunta: “¿Quién dice la gente que soy Yo”. Ellos le responden: para unos, Juan Bautista; para otros, Elías; para otros, un gran profeta. Jesús no se queda satisfecho y les formula otra pregunta, más personal: “¿Para vosotros, quién soy yo?”. Pedro responde: “el Mesías”. Jesús aprueba la respuesta: Sí, él es el Mesías. Pero no el que espera la gente, pues ésta esperaba un Mesías que provocase una insurrección para tomar el poder y liberar al pueblo judío por la fuerza de las armas. En línea con lo que ya habían anunciado los profetas, sobre todo Isaías al hablar del “Siervo de Yahvé”, Jesús afirma que es un Mesías que debe sufrir mucho, ser rechazado y ser ejecutado, si bien al tercer día resucitará. Pedro no comparte esta idea y le recrimina: “No puede ser”. Jesús se vuelve a Pedro y le dice una de las palabras más duras que aparecen en el Evangelio: “Apártate de mí; tú piensas como los hombres, no como Dios”. En efecto, el proyecto de Dios sobre el Mesías era que sufriera una pasión muy dolorosa y muy humillante, pero que tendría unos efectos enormemente positivos, pues salvaría del poder del pecado y sus consecuencias a todos los hombres y mujeres de todos los tiempos. Tras este anuncio, Jesús da una enseñanza general para cuantos quieran llegar a ser discípulos suyos: “Quien  quiera seguirme, niéguese a sí mismo, cargue con su cruz y sígame”. Son palabras muy claras y que acaban con todas las ilusiones de los que quieren ser discípulos de Jesús  para satisfacer sus aspiraciones humanas de triunfo, de éxito, de dominio. No. Seguir a Jesús es ir por la senda del servicio y del amor, no por la del egoísmo: “Quien se empeñe en salvar su vida, la perderá y quien la pierda por mí y el evangelio, la encontrará”. Lecciones muy serias y muy comprometidas. ¿Quién es para nosotros Jesús? ¿Por qué camino queremos seguirle? ¿Tendría que reprendernos, como reprendió a Pedro?   

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