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LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo 29 del Tiempo Ordinario (18.X.2015)- Ciclo B

AMBICIÓN Y SERVICIO

“No será así entre vosotros”

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El evangelio de hoy comienza con un contraste estridente. Jesús acaba de anunciar que van a Jerusalén y será entregado a los sumos sacerdotes,  se burlarán de él y le condenarán a muerte. Frente a este catálogo de humillaciones, dos apóstoles: Santiago y Juan  tienen la ocurrencia de hacerle esta petición: “Concédenos sentarnos en tu gloria uno a la derecha y otro a la izquierda”. Es decir, que les dé los dos primeros puestos. Están ciegos. Les sucede como a nosotros, que conociendo que el camino de Jesús es la humillación, la renuncia y la entrega, aspiramos continuamente a ocupar los primeros puestos y a satisfacer nuestras mezquinas ambiciones. Jesús no les riñe sino que les hace una pregunta: “¿Podéis beber el cáliz que yo he de beber?”. Que es como decirles: ¿Podéis acompañarme en mi muerte y morir conmigo? La pregunta es capciosa, porque parece que, si la respuesta es afirmativa, él accederá a su petición. Pero no es así. Jesús, en efecto, les dice: “Ciertamente, beberéis el cáliz que yo he de beber –moriréis martirizados-, pero sentaros a mi derecha y a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, pues está reservado a mi Padre”. Jesús, con todo, no se burla de sus apóstoles sino que su respuesta encierra una gracia mucho mayor que la que esperaban. La gracia es que les libera de su ambición egoísta y les hace partícipes de su amor. Ellos habían pedido estar al lado de él en los honores; él les hace comprender que lo importante es estar cerca de él en la entrega, en el amor. Y no sólo a ellos, sino a los demás apóstoles. Porque, al oír la petición de Juan y Santiago, “se enfadaron”, pues también ellos querían los primeros puestos. Jesús les llamó a todos y les dio una lección que vale para cada uno de nosotros: “Sabéis que, entre los paganos, los que son considerados jefes, tienen sometidos a los súbditos y los poderosos imponen su autoridad”. Es el modo de funcionar del mundo. “No será así entre vosotros. Quien quiera ser grande, se haga vuestro servidor”. La verdadera grandeza no está en los honores ni en sobresalir. ¡¡Está en el servicio por amor!!                   

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