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LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo 3 del Tiempo Ordinario (24.I.2016) - Ciclo C

LEER LAS ESCRITURAS

“Se cumple hoy en Mí”

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Jesús ha vuelto a su pueblo. La ausencia no ha sido larga, pero ha servido para suscitar una gran ola de simpatía en la comarca y sus rumores llegan hasta Nazaret. El sábado va a la sinagoga a escuchar la Palabra de Dios y la explicación que hace el archisinagogo. Pero éste hace lo que es habitual: cede la palabra al que se considera más digno. Le entrega el libro de Isaías, que está escrito en un rollo de pergamino. Jesús lo desenrolla y proclama esta gran profecía: “El Espíritu del Señor está sobre Mí, porque él me ha ungido”. Y añade: “Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos la vista; a poner en libertad a los oprimidos, a proclamar el año de gracia del Señor”. Sus paisanos esperan con curiosidad el comentario. Pero Jesús se limita a decir: “Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír”. El mensaje no puede ser más nítido: la profecía de Isaías se cumple en él, en su persona. Lo que había sido prometido, se hace ahora realidad. Jesús es quien da cumplimiento a la Escritura. Lo dirá siglos más tarde el gran teólogo Hugo de san Víctor: “Toda la Escritura se resume en una palabra: Cristo. Porque toda la Escritura está referida a él”. Ahí está la razón por la que la Iglesia ha leído siempre el Antiguo Testamento, especialmente las profecías, para hacernos comprender mejor a Jesucristo. Jesús mismo, tras la Resurrección, siguió el mismo sistema, dando a sus discípulos la clave con la que debían leer la Escritura Santa. Quien quiere conocer a Cristo, tiene que leer la Escritura. San Jerónimo lo dijo con extrema claridad: “Ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo”. Gracias a la Escritura tenemos un contacto más profundo con Jesús, podemos comprenderle mejor y podemos ser más atraídos por él. El papa Francisco no cesa de invitarnos a leer a diario el Evangelio y de indicarnos que lo llevemos siempre en el bolsillo de la chaqueta o del hombro. Ahora que estamos comenzando el año, puede ser un buen propósito comprar el Evangelio y leer un poco todos los días.              

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