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LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo 14 del Tiempo Ordinario (3.VII.2016) - Ciclo C

ES LA HORA DE SALIR

“Envió otros setenta y dos”

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“El evangelio de la misión universal”. Esta es la síntesis del evangelio de hoy. Misión, en efecto, viene de enviar y hoy Jesús envía a setenta y dos discípulos a predicar. No es todavía la misión universal, que tendrá lugar después de la Resurrección. Pero es un adelanto y una profecía. No en vano “setenta y dos” es un número simbólico que significa “totalidad, universalidad”. Lucas hace una clara distinción entre “los Doce” –de los que ha hablado poco antes- y estos “setenta y dos”. Esto tiene gran importancia. Porque con ello nos está diciendo que son misioneros, “enviados”, no sólo los Apóstoles y los Obispos, como sucesores suyos. También lo son los demás cristianos, todos los seglares. El Papa Francisco no se cansa de repetirlo en ese tono y modo tan porteño de expresarse: “Quiero una Iglesia en salida”. En salida no sólo física, yendo a las periferias de extrarradio –que también hay que ir- sino en salida a todas las realidades en las que los seglares están metidos: el matrimonio, la familia, la judicatura, la universidad, la política, la economía, la cultura, los medios de comunicación social, en una palabra: todo el inmenso panorama de las realidades humanas. No hace falta ser muy lince para percibir que el Papa sabe lo que dice y por qué lo dice. Basta mirar con un poco de perspicacia y comprobar que son incontables los seglares, incluso de los practicantes habituales, que han desertado del apostolado en lo que es su campo específico. Por ejemplo, ¿cuántos padres trasmiten la fe a sus hijos?, ¿cuántos profesores lo hacen con sus  alumnos?, ¿cuántos políticos dejan su impronta cristiana en las instituciones en las que se encuentran?, ¿cuántos periodistas y comunicadores que están bautizados son coherentes con su fe?, ¿cuántos cristianos de a pie se atreven a dar la cara por Jesucristo mientras toman un café con sus amigos en una terraza o en una tertulia familiar? ¡Salgamos, salgamos! Seamos apóstoles, comuniquemos nuestra fe allí  donde estamos. Porque son incontables los hombres y mujeres que necesitan oír que Dios es su Padre, que Jesucristo ha muerto por ellos, que el n14uestro es un Dios de amor.   

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