Blogia
LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo 3 de Cuaresma (7.3.20219 - Ciclo B

LA PASCUA DE CRISTO Y LA DEL CRISTIANO

“Destruid este templo y lo reedificaré en tres días”

Se nota que avanza la Cuaresma. Eso explica que en este tercer domingo aparezca nítido el rostro de la Pascua. Jesús ha subido hasta Jerusalén para celebrar la que recordaba y actualizaba la liberación de Israel de la esclavitud. Ha venido al Templo. Pero en vez de encontrar un lugar dedicado a la oración y a los sacrificios, ha encontrado un mercado. Su celo por el culto verdadero a su Padre se ha encendido. Hace un manojo de cordeles, comienza a dar latigazos a los animales, tira las mesas de los cambistas y clama con voz potente: ¡Fuera, esto no es un mercado, esto es la casa de Dios! No es un gesto de violencia, porque sabe que la violencia nunca sirve a la humanidad, más aún, la deshumaniza. Cuando las autoridades judías se encaran con él no le echan en cara que haya sido violento. Le reclaman con qué autoridad lo ha hecho. Él se lo dice: “Destruid este templo y yo lo reconstruiré en tres días”. Ellos no le entienden. Piensan que se refiere al Templo de piedra. “Pero él –puntualiza el evangelista- hablaba del templo de su cuerpo”. Y añade: “Cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron y creyeron a la Escritura”. Resucitar es la cima de la Pascua de Cristo. Pero muerte y resurrección son inseparables. También lo son en nuestra pascua. Sin morir a nuestras pasiones, a nuestras esclavitudes, a nuestros pecados es imposible resucitar a una vida nueva de reconciliación con Dios y con los demás. Sacramento de la Penitencia y perdón. Ese es el camino de nuestra pascua.                

0 comentarios