Blogia
LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo 24 del Tiempo Ordinario (17.IX.2017) - Ciclo A

UNA PARÁBOLA REAL

“Setenta veces siete”

_____________________Ocurrió el pasado ocho de septiembre en la ciudad colombiana de Villavivencio. Una mujer, Pastora Mira, relató no sólo una increíble tragedia humana sino una historia de perdón todavía más increíble. Lo recordaremos de por vida quienes la escuchamos en las pantallas de televisión. Cuando tenía seis años, la guerrilla asesinó a su padre. Más tarde asesinó a su marido y luego a su hija Sandra. Por si fuera poco, a los dos años la guerrilla mató a su hijo Jorge Aníbal. Esta mujer, de firmes convicciones católicas, no quiso permitir que el odio y el rencor se apoderasen de su alma. Y no sólo perdonó a los asesinos sino que cuidó al guerrillero que había matado a su padre y a uno de los jóvenes que habían acabado con su hijo J. Aníbal. “Doy gracias a Dios –concluyó su testimonio- porque, con la ayuda de Mamita María (la Virgen), me dio fuerza de servirle sin causarle daño, a pesar de mi indecible dolor”. Pastora demostró que, con la ayuda de Dios, es posible “perdonar lo imperdonable”. No encuentro un comentario más actual y más ajustado del evangelio de este domingo 24 del Tiempo Ordinario. San Pedro pregunta a Jesús si tiene que perdonar “siete veces”, es decir, “siempre”, porque siete es número que simboliza en la Biblia “plenitud, totalidad”. Jesús le responde: “No siete veces sino setenta veces siete”, es decir: “siempre, siempre, siempre”. Todo y siempre. Aunque sea el asesinato de tu padre o de tu hijo. La razón es la que Jesús da a Pedro: por grandes que sean la ofensa y el perdón, son incomparables con lo que Dios nos perdona a nosotros. Pastora se refirió también a esto. Y a que Jesús había muerto perdonando a quienes le estaban matando. ¡Qué necesidad tenemos en la España de hoy de “pasar página”, como ya hemos hecho en otros momentos! ¡Qué necesidad tienen tantos esposos y esposas de “pasar página” y seguir conviviendo y cuidado a sus hijos! ¡Qué necesidad tenemos todos de recordar, en esta sociedad postcristiana, que si no perdonamos tampoco podemos decir a Dios “perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos”! Y ¿cómo se puede vivir sin ser perdonados y sin perdonar?   

0 comentarios