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LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo 26 del Tiempo Ordinario (29.9.2019) Ciclo C

LA VIDA NO ES UN JUEGO IRRESPONSABLE

Fue llevado el seno de Abrahán

****Dos hombres, dos vidas, dos destinos y una enseñanza. Este es el panorama del evangelio del presente domingo. Dos hombres: uno rico y un pobre. Dos modos de vida: la una a todo tren, la otra, en indigencia. Dos destinos: muere el pobre y va al Cielo, muere el rico y va al infierno. Una enseñanza: el que sólo se preocupa de pasarlo bien en la vida y vivir de espaldas a los necesitados está recorriendo el camino de la perdición y, si no cambia, se condenará eternamente. Al pobre, en cambio, la muerte, además de liberarle de sus miserias, le abre las puertas del Cielo. Estamos, por tanto, ante una Palabra de Dios fuerte e inquietante: la vida hay que emplearla bien para no arriesgar la eternidad, el más allá de la muerte. Al decir vida, hay que contemplar los bienes materiales, pero también las cualidades, la salud y el tiempo. Todo eso se emplea bien, cuando se pone al servicio del pobre, del necesitado material, humano y espiritual. Pobre, por ejemplo, es el enfermo. Rectifico: el enfermo es el pobre más pobre. Pobre es el que ha sido abandonado por el otro cónyuge. Pobre es el condenado al paro perpetuo o de muy larga duración. Pobre es el indigente. Pobre es el que no tiene tiempo ni medios para instruirse adecuadamente. Estos pobres no están lejos sino tendidos a la vera del camino de nuestra vida y familia. Lo que ocurre es que somos como Epulón: pasaba todos los días delante de Lázaro, que estaba tendido en su portal, y no le veía. ¡Tantas veces tenemos no sólo miopía sino ceguera! Vamos tan a lo nuestro y a vivir la vida, que no descubrimos ni las grandes tragedias que están junto a nuestra puerta. Todo esto ha de llevarnos a preguntas molestas pero necesarias: ¿Cuánto gasto en modas y lujos y cuánto en limosnas? ¿Cuánto tiempo dedico a visitar enfermos y cuánto a ver la tele y jugar con el móvil? ¿Cuánto destino a mis caprichos y cuánto a fomentar e impulsar iniciativas sociales? Cada uno puede formularse otras. Pero, las formulemos o no, una cosa es clara: el que gasta su vida en sus cosas y gustos y al margen de los demás, va por mal camino. Todavía estamos a tiempo para rectificar.         

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