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LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo 27 del Tiempo Ordinario (6.10.2019) - Ciclo

HACER POSIBLE LO IMPOSIBLE

“Auméntanos la fe”

****¿Es posible que se mueva un monte porque nosotros se lo digamos? ¿Es posible que lo haga una morera y se plante en el mar? Pues el evangelio de hoy asegura: “Si tuvierais fe como un grano de mostaza, diríais a esa morera: ‘Arráncate y plántate en el mar’, y os obedecería”. Un grano de mostaza es tan minúsculo, que casi es preciso verlo con microscopio para apreciarlo. La fe que Jesús nos exige para hacer verdaderos milagros, para convertir en posible lo imposible, basta que sea verdadera aunque sea muy pequeña. Los apóstoles lo habían visto y lo verían en repetidas ocasiones. Nosotros podemos recordar tres casos bien palmarios: el del Centurión, el de Jairo y la mujer Cananea. El Centurión tenía un criado a las puertas de la muerte y sólo podía salvarlo un milagro. Pero tenía fe en el poder y bondad de Jesús y se lo pidió. Cuando Jesús hizo ademán de ir a casa a curarlo, el Centurión le dijo: No soy digno de que vengas a mi casa, basta que lo digas para que mi criado sane. Jesús se admiró de la fe de aquel hombre que no era judío creyente sino pagano romano. Y curó a su criado. Con Jairo pasó algo parecido, pero más fuerte. Este hombre tenía una hija de trece años en una situación tan crítica, que cuando Jesús accedió a su petición y marchaba para curarla, unos emisarios vinieron a decirle que no molestara al Maestro, porque acababa de morir. Jesús lo oyó y le dijo: No te preocupes, ten fe. Y, efectivamente, gracias a que se fió de Jesús, Jesús resucito a su hija. La Cananea, como hacen todas las madres, vino a pedirle la curación de una hija, que no tenía remedio humano. Jesús comenzó tratándola con aparente displicencia. Luego, porfió con ella, reiterando que no podía ayudarla, porque era oveja de un rebaño al que no había sido enviado. Pero la fe de aquella mujer fue tan grande, que Jesús terminó rindiéndose y realizó lo que le pedía, a la vez que le decía: “Mujer, ¡qué grande es tu fe!, que se haga como quieres”. ¡Cuántos imposibles han realizado los santos! Los mismos lograríamos nosotros con un poco de fe. Por eso, hoy es buena ocasión para rogar al Señor, como los apóstoles: “Auméntanos la Fe”.  

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