Blogia
LITURGIA DEL VATICANO II

DOMINGO 13 DEL TIEMPO ORDINARIO (1.VII.2012) - Ciclo B

 

JESÚS PUEDE A LA MISMA

MUERTE

«¿Para qué molestar al Maestro?»

__________________________________________________

Jairo era el jefe de una sinagoga judía. Se encontraba en una situación familiar muy difícil, pues tenía una hija de doce años a las puertas de la muerte. Pero reaccionó con las entrañas de padre. Porque, tras haber agotado los recursos de la medicina, no se dio por vencido. Él conocía –quizás había sido testigo presencial- el poder milagroso de Jesús. Y como era su única tabla de salvación, fue a encontrarle y pedirle el milagro de la curación de su hija. Jesús no le recibió con indiferencia o frialdad. Al contrario, acogió con benevolencia su petición y se puso en camino hacia la casa donde yacía la niña enferma. Mientras iban caminando, llegó un criado de Jairo y le dijo al oído el terrible mensaje: «La niña ha muerto, ¿para qué molestar más al maestro?» Emociona lo que san Marcos señala a continuación: «Jesús alcanzó a oír lo que hablaban, y dijo el jefe de la sinagoga: No tengas miedo, basta que tengas fe». Y siguieron caminando. Llegados a la casa, encontraron el típico lamento de las plañideras cuando moría alguien. Señal evidente de que el criado había dicho la verdad sobre la muerte de la niña. Los humanos ante un muerto sólo podemos hacer dos cosas: llorarle y rezar por él, y luego enterrarle. Pero Jesús, es un hombre como nosotros, pero es mucho más que un hombre. ¡Es Dios! Su poder llega más allá de nuestra impotencia. No haciendo caso de los lloros plañideros, pide a Jairo que le suba donde está la niña muerta. Ya en la habitación, Jesús se acerca a ella, la toma de la mano y le dice con el imperio de su omnipotencia: «Niña, contigo hablo, levántate». Y añade el evangelio: «La niña se puso en pie inmediatamente y comenzó a andar» A lo largo de mi ministerio he visto mayores milagros que la resurrección de esta niña: matrimonios destrozados que se reconstruían, odios inveterados que se convertían en perdón generoso, homicidas a sueldo que se hacían apóstoles de la vida, gente completamente alejada de Dios que volvía al redil. ¡Es cuestión de tener la fe y la confianza de Jairo! ¿La tienen los padres de hoy a la hora de pedir el milagro de la resurrección espiritual de sus hijos?                 

0 comentarios