Blogia
LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo 23 del Tiempo Ordinario (6.9.2020) - Ciclo A

***UNA LACRA HUMANA Y CRISTIANA

“Corrígele a solas”

Tema importante el que aborda el evangelio de este domingo. El Señor, que conoce muy bien la pasta de que estamos hechos sus discípulos, sabía que no éramos perfectos y que hacemos cosas que ofenden y causan mal a los demás. Unas veces, las más, por debilidad e imperfección. Otras, por mala uva. Sabía también que muchas veces no nos damos cuenta de ello, aunque también puede ocurrir que sí seamos conscientes. Lo cómodo, lo cobarde y lo perjudicial es murmurar. Porque con la murmuración el hermano sigue obrando mal, nosotros demostramos que no le queremos de verdad y nos hacemos sembradores de discordia. Teniendo tantos puntos negativos la murmuración y tantos positivos la corrección fraterna, todos deberíamos practicar ésta y evitar aquélla. Sin embargo, ocurre lo contrario. Todo el mundo murmura de todos. El papa Francisco no cesa de denunciar esta lacra. Porque es como una gangrena para la vida cristiana y, en general, para la convivencia. Jesucristo nos dio el remedio. Cuando tu hermano te ofenda, es decir, cuando otro cristiano u otra persona te ofendan, demuéstrale tu amor corrigiéndole. No por sentirte ofendido sino porque es algo malo para él. Es lo que hicieron los primeros cristianos, comenzando por san Pablo, que no dudó en corregir al mismo san Pedro, cuando éste cedió, por miedo, ante los judaizantes y no comía ciertos alimentos. No le resultó sencillo, pero ayudó a san Pedro a rectificar, causando un bien añadido a los cristianos procedentes del paganismo. San Pablo le corrigió públicamente, porque público y notorio era el mal ejemplo de san Pedro. Pero el modo ordinario es el que indica Jesús en el evangelio de hoy, siguiendo esta graduación: primero, de tú a tú, y como un hermano no como quien viene con aires altaneros o de superioridad. Si no te hace caso, corrígele ayudado por otros dos o tres. Si también esto falla, que intervenga la comunidad. Y, si ni siquiera esto tiene resultado, hazle ver que se ha situado fuera de la comunión. ¡Cuántos bienes vendrían a nuestras comunidades y personas y cuántos males evitaríamos si, en vez de criticar, corrigiéramos con amor al que obra mal!            

0 comentarios