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LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo 3 del Tiempo ordinario (27.I.2019) Ciclo C

LA MEJOR Y MÁS CORTA HOMILÍA

“Hoy se cumple lo que acabáis de oír”

*** Estamos en la sinagoga de Nazaret. Jesús conoce muy bien este lugar, porque aquí ha aprendido a leer y escribir. Sobre todo, aquí ha escuchado durante más de veinte años la lectura y explicación del Antiguo Testamento que hacía el archisinagogo sábado tras sábado. Es posible que alguna vez el archisinagogo le haya pedido leer la Escritura Santa. De todos modos, hoy no es un sábado cualquiera, porque Jesús ya no vive en Nazaret sino que ha salido a predicar por los pueblos y ciudades y viene aureolado por la fama de gran predicador. Por eso, el archisinagogo, sin dudarlo, le ha invitado a proclamar la lectura y hacer la correspondiente homilía. Jesús no declina la invitación. Al contrario, la acoge con suma complacencia, porque quiere revelar a sus paisanos quién es él realmente. Ellos han visto hasta ahora que era uno más entre los vecinos de Nazaret. Ha trabajado con José en el taller, ha charlado en la plaza con la gente, ha subido a Jerusalén a celebrar la Pascua como han hecho todos, en una palabra: ha vivido con la misma naturalidad y sencillez que el resto de los vecinos. Nadie podía sospechar que no era uno más. Sin embargo, la realidad era muy otra. Hoy lo van al escuchar de su misma boca. Efectivamente, el archisinagogo le da el libro de Isaías, lo desenrrolla y se topa con este pasaje: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido. Me ha enviado para dar la Buena noticia a los pobres, para anunciar la libertad a los cautivos, para anunciar el año de gracia del Señor”. Era un pasaje que habían escuchado otras veces. Lo que nunca habían escuchado era su verdadero significado. Jesús se lo explica en la mejor y más breve homilía que nunca se haya dicho: “Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír”. Jesús les acaba de revelar que él era el liberador y el salvador de Israel que ellos estaban esperando. Efectivamente, él era el Mesías anunciado por los profetas y los salmos. Jesús dirige hoy la misma homilía a cada uno de nosotros: Yo soy tu Salvador, el que da sentido a tu vida, el que es la única salvación para ti y para este mundo atenazado por tantas esclavitudes del alma y del cuerpo.             

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