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LITURGIA DEL VATICANO II

Corpus Christi (6.6.2021) - Ciclo B

SIN EUCARISTÍA NO HAY  IGLESIA

“Esto es mi Cuerpo”

“Yo le miro y él mira”, contestó el campesino Juan al cura de Ars, que, intrigado, le preguntó qué hacía en la iglesia, pues nunca le veía mover los labios, cuando entraba al volver de su trabajo. ¡Qué sencillez y qué hondura!: “Yo le miro y él me mira”. Esta es la fe, sencilla pero recia, que mueve las montañas. “Yo le miro y él me mira”, porque él está ahí de verdad. No miro su fotografía ni una imagen como las muchas del Corazón de Jesús que hay en nuestras iglesias. Yo miro al mismo que miraron los apóstoles una vez resucitado. Me mira el mismo que les miró a ellos, el mismo que acompañó a los derrotados discípulos de Emaús, él mismo que veremos cuando vayamos al Cielo. Sabía mejor que nosotros que estamos enfermos, que somos débiles, que planeamos una cosa y hacemos otra, que necesitamos un pañuelo para nuestras lágrimas, una medicina para  nuestras heridas, un alimento para el amino de la vida y un amigo para que nos aconseje y corrija. “Venid, adoradores, adoremos a Cristo Redentor”. Venid, sí, “no le dejéis abandonado” (san Manuel González). Venid, porque nuestra Iglesia tiene que ser mucho más eucarística por parte de pastores y fieles. Venid, porque la gran reforma que planteó el Vaticano II y que tanto necesitamos sólo se hará si nos metemos en el horno de amor de la Eucaristía, para que queme nuestros muchos pecados y nuestra falta de vibración misionera. Hoy, día del Corpus, es una oportunidad de oro para recordar que la Eucaristía es la fuente de donde mana la caridad de la Iglesia y que si esa fuente está seca, la caridad será imposible.    

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