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LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo 17 del Tiempo Ordinario (24. 7. 2022) - Ciclo C

EL EJEMPLO DE LOS PADRES QUE REZAN

“Pedid y recibiréis”

Lo que se ve, se aprende, me enseñaron cuando era niño. El evangelio de hoy lo confirma. Dice así”: Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó uno de sus discípulos le dijo: - Señor, enséñanos a orar”. Los evangelios atestiguan que Jesús era un gran rezador y que, tras una jornada pastoral intensísima, no se retiraba a descansar sino al monte para orar. En su predicación habló con frecuencia de la oración. Nos dijo que hemos de rezar con humildad, perseverancia, confianza y el deseo de aceptar y cumplir la voluntad del Padre. Por eso, no llama la atención que a la pregunta del discípulo Jesús responda con gusto y le enseñe –y en él a todos los discípulos suyos- el Padre Nuestro. Esta oración es la oración de los hijos de Dios. Con esa disposición de Hijo rezaba él. “Te doy gracias, Padre, porque ocultaste estas cosas a los sabios y se las revelaste a los sencillos”, dirá en una ocasión. “Padre, si es posible, que pase de mí este cáliz  pero no se haga mi voluntad sino la tuya”. “Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu”, dirá en el momento de morir, poco después de haber implorado por sus enemigos:“Padre, perdónales que no saben lo que hacen”.  Muchos hemos aprendido de niños y rezado incontables veces el Padre Nuestro. ¡Ojalá que los padres sigan enseñándoselo a sus hijos! Y, como “lo que se ve se aprende”, que éstos les vean bendecir la mesa antes de las comidas, hacer la señal de la Cruz al salir de casa y comenzar el trabajo, ir a misa los domingos, cantar la Salve a la Virgen. Son cosas menudas, pero apuntalan la fe.     

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