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LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo 32 del Tiempo Ordinario (6.11.2022) - ciclo C

EL MENSAJE ESPECÍFICO DE LOS CRISTIANOS

“No es Dios de muertos sino de vivos”

Pablo ha llegado a Atenas. la ciudad de la sabiduría. Tiene ansias de dar a conocer a Jesucristo. Hoy irá al Areópago con esta finalidad. Ha preparado a conciencia su discurso. Consciente de que habla a paganos y no a judíos, el punto de arranque no es la Sagrada Escritura sino lo que sus oyentes conocen por su razón y cultura. Durante unos minutos los miembros del Areópago le escuchan con verdadero interés. Cuando piensa que ha logrado la captatio benevolentiae, el interés de sus oyentes, desvela su mensaje:. “la muerte no tiene la última palabra, la última palabra la tiene la vida”. El menaje no puede ser más positivo y atrayente, pero los areopagitas quedan profundamente decepcionados No es el mensaje de un sabio sino el de un charlatán de feria, piensan. Y le apostrofan: “de esto te escucharemos en otro momento”. Pensaban lo mismo que los saduceos del evangelio de este domingo y lo mismo que mucha gente de hoy. después de la muerte no habrá nada. Pero Jesús desbarató su posición con un tajante “estáis muy equivocados” y esta poderosa razón: “Dios no es un Dios de muertos sino de vivos”. Pablo sufrió  un fuerte desengaño, pero, lejos de desanimarse, se prometió: “En adelante predicaré únicamente a Jesucristo muerto y resucitado”. Y cumplió su palabra. Su mensaje sería insistente: “Si Cristo no ha resucitado, vana es vuestra fe, vana es nuestra predicación. Pero Cristo ha resucitado. Y nosotros resucitaremos con Él”. Este es el gran mensaje de los cristianos. Más aún, nuestro mensaje propio y específico. El que nos distingue de todos.

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