Blogia
LITURGIA DEL VATICANO II

DOMINGO DE RESURRECCIÓN (12.IV) - Ciclo B

LA ÚLTIMA PALABRA SE LLAMA «VIDA

«Resucitó. No está aquí»


 

Nietzsche acusó a los cristianos de haber matado la alegría de vivir. Se equivocaba. Como se equivocan todos los que piensan que seguimos a un crucificado. No han leído a san Pablo, que afirmó con contundencia: «Si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra predicación, vana es  nuestra fe; y somos los más desgraciados de los hombres» Sin embargo, añadía con idéntica garra: «Pero, no. Cristo ha resucitado; se me ha aparecido a mí» y a otros muchos. La Resurrección es la gran estrella que brilla en el firmamento de los cristianos y alumbra las oscuridades y penumbras de sus dolores, enfermedades y de su misma muerte. No seguimos a un crucificado sin más, sino a uno que «fue crucificado y al tercer día resucitó de entre los muertos y está sentado a la derecha de Dios Padre». La última secuencia de nuestra Semana Santa no es el Viernes Santo sino esta mañana luminosa de Resurrección. Vamos detrás de la Vida, con mayúscula. Es verdad que no hemos visto al Resucitado con los ojos de nuestra cara. Como tampoco hemos visto a Recaredo, Colón o el Cid. Pero hay un montón de gente que le vio y nos lo ha trasmitido de boca en boca y de generación en generación; como se trasmiten las cosas de una familia y tantas otras cosas. Esos testigos le vieron, le tocaron, hablaron con Él, comieron con Él. Los discípulos de Jesús no somos, pues, unos ilusos que se refugian en una quimera imposible. Es mucho más sencillo. Simplemente creemos que Jesucristo está vivo y que nosotros, aunque un día muramos, otro día volveremos a la vida con Él. ¡Y para ser felices eternamente!. Se equivoca Nietzsche cuando afirmaba que los cristianos hemos matado el placer. Hemos matado el placer alicorto y sin más horizonte que esta vida, que da mucho menos de lo que promete. Él mismo es un testigo cualificado. Nosotros estamos persuadidos de que vale la pena seguir a Quien ofrece una meta y un horizonte mucho más maravillosos que los que ofrecen esta tierra y al final... la nada. Esta es «la marca» de nuestra casa. Una «marca» excepcional. Por eso lo anunciamos a quien quiera escucharnos.

 

0 comentarios