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LITURGIA DEL VATICANO II

DOMINGO VIII DEL TIEMPO ORDINARIO (27.II.2011) - Ciclo A

DIOS CUIDA DE NOSOTROS

«Lo demás se os dará por añadidura»

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El evangelio de hoy es una página deliciosa sobre el sentido de observación de Jesucristo y su capacidad inigualable para sacarle partido. Había visto muchas veces que, de las mil florecillas que brotaban en los prados y linderos, ninguna igualaba la belleza de los lirios. Había contemplado también que los pájaros, después de surcar el  cielo en todas las direcciones, se posaban en un sembrado o  picoteaban en la orilla de los caminos. En las conversaciones cotidianas de Nazaret, había oído que la gente se lamentaba y se preguntaba con inquietud cosas como ¿qué comeremos, con qué compraremos el vestido que necesitamos, qué será de nosotros el día de mañana?. Un día salió a predicar. Y, consciente de que la gente que tenía delante conocía los mismos lirios, los mismos pájaros y las mismas preguntas que él, pero que, en cambio, desconocía la bondad de Dios y el cuidado amoroso que tenía sobre ellos en «el hoy» y en «el mañana», se puso a decirles con tanta sencillez como elocuencia: «No estéis agobiados pensando qué vais a comer, ni qué os vais a vestir. Mirad los pájaros del cielo: ni siembran ni siegan ni almacenan. Mirad los lirios del campo: ni trabajan ni hilan. Vuestro Padre Celestial se cuida de ellos». Por tanto, «si a la hierba que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros?» Tampoco viváis «angustiados por el mañana». Mi Padre cuida de vosotros. ¡Qué lejos del moralismo y de la casuística de los fariseos de entonces! ¡Qué lejos de tantas homilías remilgadas y resabidas de hoy! ¡Qué lejos de la tergiversación marxista y de los reduccionismos superficiales, como si Jesús fuera un reclutador de gente vaga y que vive del cuento... y del sudor de los demás! ¿Trabajar? Sí. ¿Prever el futuro? También. ¿Echarle garbo e imaginación a la vida? Por supuesto. Pero sin olvidarse de Dios. Más aún, contando con Dios antes que con lo demás. Y, cuando se cierre el horizonte por la enfermedad, los fracasos o los mil problemas de la vida, abandonarnos y descansar en sus brazos amorosos y paternales.        

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