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LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo 7 del Tiempo Ordinario (19.2.2023) - Ciclo A

UN IMPOSIBLE HECHO POSIBLE

“Rezad por los que os persiguen”

“Imposible. Eso es imposible”. Así apostrofó un feligrés a su párroco, cuando comenzó su homilía diciendo: “Amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen”. El párroco replicó: “No lo digo yo. Lo dice el evangelio”. Efectivamente, esa expresión aparece en el evangelio de hoy, con el que cerramos  por ahora el Tiempo Ordinario y damos paso a la Cuaresma, que comienza el próximo veintidós, “Miércoles de Ceniza”. Son unas palabras muy exigentes y, juzgadas desde un punto de vista meramente humano, dan la razón al feligrés aludido. Jesucristo lo. sabía muy bien, porque sus oyentes tenían asumido que era necesario amar al prójimo, con tal que fuera de su raza. Los samaritanos, por ejemplo, estaban excluidos de la categoría de “prójimos” y eran considerados como enemigos, dignos de ser aborrecidos: “Judíos y samaritanos –constata el evangelista san Juan- no se tratan”. Por eso Jesús habla en estos términos: “Se os dijo: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen”. ¿Por qué? se preguntarían sus oyentes. Jesús lo razona recordándoles ´que Dios Padre hace salir el sol y manda la lluvia sobre quienes le aman y sobre quienes le desprecian y odian. Podría haber añadido que eso haría él. Pero prefirió esperar a decirlo desde la Cruz, cuando imploró por quienes le estaban matando: “Padre, perdónales, que no saben lo que hacen” Mirando a la cruz y escuchando al Crucificado asumiremos, aunque no entandamos, que los cristianos hemos de amar a los enemigos y rezar por ellos

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