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LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo 5 de Pascua (7.5.2023) - Ciclo A

LA CUNA DEL AMOR

“Yo soy el camino, la verdad y la vida”

La Pascua de la familia. Es lo que celebramos este domingo en nuestra diócesis, porque nuestro arzobispo, don Mario, así lo quiere. No es un capricho, pues la familia nació en las manos de Dios en el mismo momento en que creó al hombre y a la mujer y les dio el encargo, la misión y el honor de ser colaboradores suyos en la trasmisión y educación de la vida. Podemos hacerlo de este modo: con agradecimiento, oración y optimismo comprometido. Ante todo hemos de dar gracias a Dios por haber querido que el amor de un hombre y una mujer, unidos en matrimonio, nos hayan dado el inigualable regalo de la vida y que las manos tiernas de un padre y una madre hayan sido la cuna en la que hemos experimentado y aprendido el amor verdadero. Precisamente porque se trata de un bien tan grande, es preciso que recemos todos –sacerdotes, religiosos, esposos, abuelos e hijos- para que sea Dios el que siga custodiando y defendiendo este tesoro  Finalmente, con un gran optimismo. La familia está pasando no pocas ni pequeñas dificultades. Si miramos las cosas sin tener en cuenta que Cristo ha vencido al mal y es el Señor de la historia, podemos hundirnos en un derrotista y estéril pesimismo. Pero la Pascua es el triunfo definitivo del bien y la derrota, también definitiva, del mal. No caeremos en la superficialidad de cruzamos de brazos o adoptar una actitud neutra. Dios necesita que pongamos en sus manos cinco panes y dos peces para que pueda realizar el gran miagro. Poco, pero imprescindible. ¿Qué puedo hacer yo? ¿Qué espera Dios que haga yo? Dos preguntas ineludibles.

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