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LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo 15 del Tiempo Ordinario )16.7.2023) - Ciclo A

SEMENTERAS Y COSECHAS

“Dio el ciento por uno”

¿Quién no ha oído hablar de la famosa parábola del sembrador? Si alguno la desconociera, hoy tiene la posibilidad de conocerla y deleitarse en ella. Como todos sabemos, un labrador salió a sembrar sus fincas con la misma semilla e idéntica ilusión. Una tierra era tan mala, que la semilla saltó al caer en ella. Otra tierra era buena, pero sin fondo, por lo que la semilla nació pronto pero se secó enseguida. La tercera era muy buena, pero tenía tantos cardos y espinos que la ahogaron.  Por último, sembró una tierra muy buena y muy agradecida, y lo sembrado se multiplicó por treinta, sesenta y hasta cien veces. Para hacernos una idea, una fanega produjo treinta, sesenta e incluso cien fanegas. ¿Por qué esta deferencia si la semilla fue la misma en todos los casos? Por la calidad y disposiciones del terreno. Aunque no lo parezca, Jesús está retratándose. Él es el sembrador que siembra con ilusión la semilla de su Palabra en los corazones de la gente. Algunos la oyen pero no la acogen; otros la acogen con alegría pero son inconstantes; otros son de muy buena pasta, pero los asuntos de este mundo les atrapan de tal modo que se olvidan quiénes son, a dónde van y para qué hacen lo que hacen. La tierra que produce fruto abundante son los que escuchan, acogen, cuidan y perseveran en poner en práctica la Palabra. Así reaccionaron los oyentes de Jesús: con rechazo, acogida sin perseverancia, seguimiento fiel y duradero. Tú y yo ¿qué clase de tierra somos, qué actitud adoptamos respecto al mensaje y, sobre todo, a la Persona de Jesucristo? ¿Qué tenemos que cambiar o confirmar?

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