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LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo 24 del Tiempo Ordinario (17.9.2023) - Ciclo A.

NOS INTERESA PERDONAR

¿No debías haber hecho lo mismo?

Unos cien millones de los euros actuales era la deuda de un criado con su rey, y unos tres mil euros lo que un compañero le debía a él. El rey le perdonó la inmensa deuda, cuando le suplicó que tuviera paciencia y se lo pagaría todo. Cabía esperar que él hiciese lo mismo con su compañero, cuando le prometió pagarle la deuda. Pero su reacción fue maltratarle y llevarle a la cárcel hasta que le pegara. Cuando el rey se enteró de su conducta, le echó en cara su modo de proceder y le metió en la cárcel hasta que devolverá toda la deuda, algo que excedía completamente las posibilidades del deudor. Esta es la síntesis de la parábola del evangelio de hoy, que Jesús propuso a Pedro, como respuesta a esta pregunta: “si mi hermano me ofende ¿tengo que perdonarle siempre?” La parábola vale más que mil razonamientos sobre el perdón de las ofensas. La entendemos todos y nos la aplicamos cada uno con facilidad, conscientes, como somos, de que el deudor del rey –de Dios- somos tú y yo, que le hemos ofendido infinidad de veces y siempre nos ha perdonado cuando le hemos pedido perdón, mientras que nosotros podemos empeñarnos en no perdonar a un hermano, vecino o compañero lo que nos parece imperdonable por su gravedad, por su reiteración o por las dos cosas. A veces, se puede pasar la vida entera recomidos de rencor y odio y sin gustar el gozo de perdonar. Por eso es de suma importancia reflexionar sobre la conclusión que sacó el mismo Jesús, cuando todavía podemos rectificar: “Lo mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si cada uno no perdona de corazón a su hermano”.

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