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LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo 25 del Tiempo Ordinario (24. 8. 2023) - Ciclo A

SIEMPRE ESTAMOS A TIEMPO

“Id también vosotros a mi viña”

En tiempos de Jesús, los jornaleros del campo se situaban cada día en la plaza para ofertar su trabajo y ajustar un jornal. De esa estampa se sirvió él para la parábola de este domingo. Un rico propietario salíó a contratar obreros al romper el día, a las nueve, a mediodía y al atardecer. A todos les dijo lo mismo: “Id a trabajar a mi viña”. Llegada la hora de pagar, comenzó por los que habían trabajado poco más de una hora y les dio un denario, que era el jornal de todo el día. Al verlo los de la mañana, pensaron que su jornal sería notablemente mayor, dado que habían soportado el peso del día y del calor. Pero les dio un denario. Cuando protestaron, él les contestó: “¿No habíamos quedado en que el jornal era un denario?” Toma lo tuyo y vete, pues con lo mío puedo hacer lo que quiera. ¡Qué suerte para nosotros que tuviese esta reacción! Todo se aclara, sabiendo que el propietario es Dios y que la viña es el Cielo. Él quiere ardientemente que todos vayamos allí. Por eso, sale en nuestra búsqueda al comienzo de la vida, cuando somos jóvenes, al llegar a la madurez y cuando estamos recorriendo el último tramo de la vida. La oferta no varía: “Quiero que vayas al Cielo”. También ahora. Siempre, por tanto, estamos a tiempo. No importa que hayamos estado lejos de él durante años, incluso hasta el atardecer de la vida o el último momento. Si nos arrepentimos y nos confesamos, él nos dará el denario del Cielo. No porque lo hayamos sudado sino porque es bueno. Inmensamente bueno. “Todo es gracia”. Dejemos que Dios use su lógica de Padre, no la nuestra.           

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