Blogia
LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo 1 de Cuaresma (18.2. 2002) - Ciclo B

LA HORA DE REEMPEZAR

El Espíritu empujó a Jesús al desierto

Hoy es el primer domingo de cuaresma o “de las tentaciones” porque el evangelio habla de las que Jesús sufrió en el desierto. San Marcos, al que pertenece ese relato, se limita a decir que Jesús fue tentado por Satanás, sin explicar en qué y cómo. De todos modos, nos dice lo nuclear: fue tentado pero salió victorioso. Todo un ejemplo para nosotros, que somos también tentados, es decir, incitados a obrar mal. ¿En qué somos tentados los hombres y las mujeres de hoy? En lo mismo que lo fueron y lo serán todos los que nos han precedido y vendrán después de nosotros. Varía la forma, pero siempre estamos en lo mismo: el orgullo o afán de ser más que los demás, incluso más que Dios, la pereza, la avaricia, la envidia, la lujuria. En la cultura actual hay dos variantes muy peligrosas: el individualismo y el relativismo. Para el individualismo sólo existimos nosotros, no los demás. Por eso prescindimos o pasamos por encima de todos y de todo, incluso de lo más sagrado. Para el relativismo no hay verdades objetivas sino que cada uno tiene su verdad. Todo es discutible, todo es opinable, nada ni nadie puede presentarme una verdad que me obligue a hacer u omitir ciertas cosas. Desde hace algunas décadas los cristianos estamos tentados también de pasarnos a lo que el sabio y santo Benedicto XVI llamó “la apostasía silenciosa”. Ese alejarse de Dios y de la Iglesia poco a poco pero cada vez más. ¿Hemos sido tentados y vencidos? La cuaresma nos recuerda que, si es así, estamos a tiempo para rectificar y volver a la casa del Padre. Recomencemos con humildad.         

0 comentarios