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LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo 6 del Tiempo Ordinario (11.2.2024)- Ciclo B

MÁS QUE UN MÉDICO EXTRAORDINARIO

“Quiero, queda limpio”

La lepra era, en tiempos de Jesús, una enfermedad casi incurable y el leproso un muerto sin enterrar, pues no podía vivir con su familia ni con los demás vecinos ni asistir a las sinagogas. Los leprosos vivían en el campo sin más compañía que la de otros compañeros de enfermedad. Nadie podía tocarles, porque quedaba “impuro” y, por tanto, excluido. Un día todo esto se vino debajo de golpe. Un leproso, en lugar de apartarse, rompió los esquemas, se acercó a Jesús, se puso de rodillas y le dijo: “Si quieres, puedes limpiarme”. Jesús no recriminó su comportamiento. Al contrario se compadeció de él, tocó con su mano al intocable y le dijo: “Quiero, queda limpio”. Jesús es, sin duda, un supermédico pues curó a incontables enfermos de todo tipo.  Pero es mucho más que un médico extraordinario. Es, sobre todo y ante todo, un realizador del Reino de Dios, reino que no consiste en una vida terrena sana e ilimitada sino en la vida eterna con Dios. Esta fue la misión con la que vino a la tierra y sus milagros estuvieron al servicio de ella. Antes de su venida, el mundo era una inmensa leprosería, en la que todos los hombres y mujeres estaban manchados con la lepra del pecado. Él curó esa lepra tocándonos a todos con su sangre derramada en la cruz. Pero todos hemos recaído culpablemente en la enfermedad y necesitamos ser recurados muchas veces. Tengamos la humildad y sinceridad del leproso, pongámonos de rodillas ante un representante de Jesucristo y mostremos nuestra enfermedad. Jesús mismo, a través de su ministro, nos dirá: “Quiero, queda limpio, queda perdonado”.     

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