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LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo 5 del Tiempo Ordinario (4.2.2024) - Ciclo B

DEJAR POSO EN LA VIDA

“Muy de madrugada se marchó a orar”

El día anterior había sido frenético. Sermón en la sinagoga, curación de la  suegra de Pedro, atención y curación de muchos enfermos físicos y espirituales. Cabía esperar que el descanso de esa noche se prolongara. Pero el evangelista no deja lugar a dudas: “De madrugada le levantó, marchó al descampado y allí se puso a orar”. La vida moderna lleva consigo una actividad muy intensa: trabajo en casa, trabajo fuera de casa, prisas para coger el bus, dificultades para aparcar el coche, imprevistos y un largo etcétera. A poco que nos descuidemos, podemos convertirnos en un manojo de nervios que va sembrando la vida de mal humor, discusiones, riñas y amargura. Jesús nos ha dado la clave para que nuestros muchos quehaceres nos lleven a Dios. Esa clave es la oración. Sí, necesitamos rezar, dialogar con Dios nuestro comportamiento con las personas, especialmente las que más tratamos, el trabajo, las preocupaciones, los problemas, los acontecimientos, en una palabra, nuestra vida. El Papa Francisco está tan convencido de esta necesidad, que ha declarado que este año 2024 sea un “año de oración” para que toda la Iglesia prepare bien el Jubileo de 2025. Con motivo de ese acontecimiento se pueden organizar muchas actividades, iniciativas, idas y venidas. Pero si falta la oración, existe el riesgo de quedar vacías, sin dejar poso, sin influir en la vida. “Si el Señor no construye la casa –dice el salmo- en vano se cansan los albañiles, si el Señor no guarda la ciudad, en vano vigilan los centinelas”.  Vale la pena pararse a pensarlo y aplicar la medicina decuada.    

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