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LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo 12 del Tiempo Ordinario (23.6.2024) Ciclo B

LA IGLESIA NO SE HUNDE

“¿Por qué sois tan cobardes?”

Estamos en el lago de Genesaret. Jesús y los apóstoles lo están cruzando para pasar a la otra orilla. Jesús está tan cansado, que duerme profundamente. De pronto se levanta una de esas tempestades que meten miedo incluso a los marinos avezados. Las olas llevan a la barca como a una cáscara de nuez. Al cabo de un tiempo, el miedo entra tan de lleno en el cuerpo de los apóstoles, que se ponen a gritar: “¡Maestro, que nos hundimos!”, despierta. Jesús se despierta como si nada ocurriese y les dice: “¿Por qué sois tan cobardes? ¿Todavía no tenéis fe” para daros cuenta de que estando yo aquí no hay peligro? Luego, con voz mandona, dice al mar: “¡Silencio, cállate!” El mar obedece y vuelve la calma. Los Santos Padres vieron en este relato un fiel reflejo de la vida de la Iglesia. En su singladura por este mundo sufre, con frecuencia, violentas tempestades. Unas veces son las persecuciones de sus enemigos, físicas, intelectuales o de guante blanco. Otras, las causan los escándalos de vida y/o doctrina de sus pastores o de los fieles de a pie. Ahora mismo quizás nos encontremos en uno de esos momentos tormentosos. Mucha gente sencilla está desconcertada, tiene dudas y miedo al naufragio. Es la hora de recordar que en la barca de la Iglesia va Cristo. Mejor, que la Iglesia es la barca de Cristo. Él vive en ella, la cuida y defiende, aunque nos parezca que está dormido o ausente. ¡Calma y paz! Pero, a la vez, gritemos al Señor: “Ayúdanos y aumenta nuestra fe”.          

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