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LITURGIA DEL VATICANO II

DOMINGO TERCERO DE PASCUA (18.IV.2010) - Ciclo C

DIOS DA UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD

«Apacienta mis ovejas»

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Estamos en la orilla del mar de Tiberiades, al rayar el alba de una espléndida mañana de primavera. Se están acercando dos barcas con Pedro y los otros siete discípulos que habían ido con él a pescar la noche anterior. La faena se ha dado mal y no han pescado nada. Jesús les dice, sin que ellos le reconozcan, que echen las redes a la derecha de la barca y encontrarán. ¡Vaya si encuentran peces! Tantos, que no tienen fuerzas para sacarlos. Juan, como siempre, se adelanta y dice: ¡Es el Señor! Pedro, que sigue teniendo un corazón de oro, se olvida de los peces y se lanza al mar para estar con Jesús. Se sientan, asan unos peces, comen todos, incluido Jesús, y llega el momento cumbre. Tres preguntas, tres respuestas, tres propuestas. Las preguntas son de Jesús a Pedro: «¿Me amas más que éstos?» Las respuestas son de Pedro a Jesús: «Sí, tú sabes que te quiero». Las propuestas, más bien mandatos, son nuevamente de Jesús a Pedro: «Apacienta mis ovejas, apacienta mis corderos» Tres veces había negado Pedro. Ahora confiesa tres veces. Y  Jesús, que es infinitamente más bueno que nosotros y confía en las personas incomparablemente más que nosotros, se olvida de las negaciones y entrega a Pedro el cuidado supremo de su Iglesia, que un día le prometiera en Cesarea de Filipo. ¿Quién hubiera hecho lo mismo? ¿Quién hubiera demostrado a Pedro una confianza semejante? A mí me conmueve más esta confianza que el mismo Primado. Dios siempre da a los hombres la segunda oportunidad. Con mucha frecuencia, la segunda, la tercera y él sabe cuántas más. Si aprendiésemos la lección de este actuar de Jesús con Pedro, confiando en el que se ha equivocado una vez, ¡cuántas menos personas habría en el mundo destruidas y marginadas! El diálogo entre Jesús y Pedro se repite en la vida de cada uno de nosotros. San Agustín comenta así: «Preguntando a Pedro, Jesús preguntaba también a cada uno de nosotros» Cada discípulo es preguntado por el amor a Jesús: «¿Me amas?» Al Jesús presente en la Eucaristía y al Jesús presente en los demás. ¿Cuál es tu respuesta?      

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