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LITURGIA DEL VATICANO II

DOMINGO 31 DEL TIEMPO ORDINARIO (31.X.2010) -Ciclo C

ACOGER, NO CONDENAR

«Tengo que alojarme en tu casa»

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El evangelio de este domingo presenta una figura que se hace simpática. Su nombre es Zaqueo. Era una persona rica, pero su condición de recaudador de impuestos le colocaba entre los socialmente marginados. La gente le consideraba «impuro», vitando, porque su profesión le llevaba a tratar con todo tipo de personas, incluso paganas. Pertenecía a una clase de gente que tenía fama de abusiva y avara, por lo cual era odiado y despreciado. Un judío observante jamás se sentaría a la mesa con él ni le haría objeto de su amistad. El evangelista no nos dice porqué, pero un día que Jesús pasaba por Jericó, camino de Jerusalén, Zaqueo sintió ganas de verle. Tenía una gran dificultad, porque Jesús iba entre una multitud de gente y él era tan bajo que la muchedumbre se lo robaba a sus ojos. Pero su deseo era tan firme, que pasó por encima de lo tanto cuesta pasar: el ridículo. Porque no dudó en hacer lo que sólo hacen los niños: echar a correr, encaramarse a un árbol y esperar a que Jesús pasase. Y Jesús pasó delante de Zaqueo. Más aún, se detuvo, le miró complacido y le dijo lo que a mí me hubiera encantado oír: «Zaqueo, baja enseguida, porque tengo que alojarme en tu casa» ¡Siempre la misma historia, cuando Jesús se encuentra con alguien que le muestra su cariño y su aprecio!: que paga y repaga cien veces lo que se hace con él. No le importó que «los de siempre» le criticasen y se escandalizasen. No hizo caso de las habladurías y se hospedó en casa de Zaqueo. El resultado no pudo ser más espectacular: «Señor –dijo Zaqueo puesto en pie-: Mira, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres y, si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más. Jesús le dijo otra frase que todos querríamos escuchar: «Hoy ha sido la salvación de esta casa. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido». ¡¡Cuánto ganaríamos si, en vez de despreciar, criticar y malinterpretar a los demás, les acogiéramos con la misericordia de Jesucristo!!¡¡Cuánta gente es menos mala de lo que pensamos y reaccionaría como Zaqueo si se encontrase con otro Jesús delante de él!!           

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