Blogia
LITURGIA DEL VATICANO II

DOMINGO 3 DEL TIEMPO ORDINARIO (22. I. 2012) - Ciclo B

DISCÍPULOS Y APÓSTOLES

«Ellos, dejaron las redes y le siguieron»

____________________________________________________

Si pasamos por tierras de la Ribera en tiempo de vendimia, encontraremos cuadrillas de vendimiadores cortando los racimos y echándolos al remolque. Si nuestro paso es por tierras de Campos en verano, la estampa se convertirá en cosechadoras y tractores recogiendo y trasportando el trigo y la cebada. Hasta aquí todo es muy lógico. Pero la lógica se rompería si tú o yo dijéramos a los viñadores y labradores: dejad las viñas y la siega y venid conmigo a vendimiar y cosechar hombres. Y la lógica se haría trizas, si esa llamada no fuera para un rato o unos días sino para siempre. Pues bien, esto es lo que ocurre con el evangelio de hoy. Jesús pasa delante de una pareja de hermanos pescadores: Pedro y Andrés, y les dice: «Venid conmigo y os haré pescadores de hombres». Ellos, «inmediatamente dejaron las redes y le siguieron». Dando unos pasos más, encuentra otra pareja de hermanos pescadores: Santiago y Juan, y repite la llamada. Y ellos, «dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon con él». La llamada de Jesús es la vocación. Tiene lugar en medio de los quehaceres profesionales. Está orientada, ante todo, a seguirle. Implica dejarse formar por él. Lleva consigo entrar a formar parte de una comunidad de discípulos. Tiene como finalidad última hacer que otros hombres se hagan discípulos de Jesús. Toda esta maravilla arrancó del hecho, sencillo y fundamental, de encontrarse frente a frente de Jesús, escuchar su voz y seguirle. Sin ese encuentro personal, todo lo demás es imposible. Aquí está la clave de la nueva evangelización, a la que estamos llamados todos los cristianos de este momento: desde los obispos a los fieles laicos, pasando por los sacerdotes, religiosos y contemplativos. Sin ese encuentro personal con Cristo, todo será inútil. La nueva evangelización lleva consigo, ciertamente, nuevo ardor, nuevos proyectos y nuevos métodos. Pero necesita un alma que dé vida a todo eso. El alma es hacerse discípulos de Jesús, seguir sus pasos, encarnar su vida. Apóstoles, sí. Pero antes y, sobre todo, discípulos.     

0 comentarios