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LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo de Ramos en la Pasión del Señor (1.IV.2012) - Ciclo B

 

ARREPENTIMIENTO O

DESESPERACIÓN

«No conozco a ese hombre»

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Hoy, domingo de Ramos, leemos el relato íntegro de la Pasión del Señor según san Marcos. En él nos encontramos con la triste historia de la negación de Pedro y la traición de Judas. Los dos eran discípulos. Los dos eran del grupo de los íntimos. Los dos habían sido llamados para ser apóstoles. Y los dos se portaron con villanía con Jesús.  Su historia, sin embargo, no está cerrada sino que continúan y nos afectan muy de cerca. ¡Cuántas veces hemos reaccionado como Pedro, cuando nos hemos avergonzado de confesar nuestras convicciones cristianas y hemos preferido el pequeño beneficio de no exponernos o de no ser objeto de burlas! Incluso mirando a Judas, ¿quién aseguraría que él se hubiera comportado de distinta manera? Precisamente, porque estas dos historias nos miran muy de cerca, hay que preguntarse. Si Pedro se arrepintió y Judas también –porque así fue-, ¿por qué Pedro es hoy san Pedro y Judas puede estar en el infierno? Porque Pedro se arrepintió y tuvo confianza en la misericordia de Jesús y Judas no tuvo esa confianza, sino que se desesperó y se ahorcó. También ocurrió algo semejante en el Calvario: uno de los ladrones insultó a Jesús y murió desesperado; el otro, le pidió que se acordase de él en su reino, y se salvó para siempre. Es posible que tú –que me estás leyendo- te encuentres ante el mismo dilema: confiar o desesperar. Mira lo que dijo un niño, cuando la catequista le explicaba lo que había hecho Judas. «Judas –dijo con todo su inocente candor- se equivocó de árbol a la hora de colgarse». Cuando la catequista le preguntó extrañada: «¿de qué árbol debía haberse colgado», él contestó: «Del cuello de Jesús». Tenía razón. Si lo hubiese hecho, hoy sería san Judas como lo es san Pedro. Celebrar la Pascua es hacer la experiencia de la misericordia de Jesús. Él te espera en el sacramento de la Penitencia. Si confiesas humildemente tus pecados y le pides perdón, Jesús te perdonará y hará de ti un hombre nuevo.  Porque ¿no ha muerto también por ti?              

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