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LITURGIA DEL VATICANO II

DOMINGO 5 DE PASCUA (6.V.2012) - Ciclo B

VIÑAS, RACIMOS Y PODA

«Sin Mí, no podéis hacer nada»

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Jesús no frecuentó ninguna clase de oratoria de Atenas o Roma, pero tenía un modo de hablar inigualable y muchas de sus parábolas son piezas maestras de plasticidad y belleza. La de este domingo no alcanza, ciertamente, la misma cota que la del Hijo pródigo pero está llena de poesía y de contenido. «Yo soy la vid y vosotros los sarmientos», nos dice Jesús. Y así como un sarmiento injertado en una vid robusta da fruto abundante y otro que está separado de ella no da fruto y lo echan al fuego, lo mismo ocurre con vosotros. Mi padre, que es el Viñador, quiere que deis fruto abundante, que llevéis mi salvación a todos los hombres y mujeres con los que compartís la existencia. Pero esto no lo haréis por vuestra cuenta. Es imprescindible que estéis unidos a mi Persona, a mi doctrina y a mis mandatos. Será mi Palabra, no la vuestra, la que provocará la fe en ellos; será mi doctrina, no vuestras opiniones, las que les guiarán por las encrucijadas de su vida; serán mis mandamientos –sobre todo, el del amor fraterno- no vuestros gustos y proyectos los que harán que su existencia sea portadora de una realidad nueva y creadora de un mundo nuevo. Esta permanencia en mi Persona, doctrina y mandatos –sigue diciendo- es una permanencia vital. Por eso, tiene que someterse a las mismas leyes que me he sometido yo. Tenéis que ser podados por las tijeras del dolor y del sufrimiento. Porque un sarmiento que no se poda, termina no dando racimos sino follaje. Sin el sufrimiento y el dolor la vida de los cristianos -y la de todas las personas- se llena de soberbia, de vanidad, de engreimiento y se vuelve estéril. Quizás se llene de apariencias apostólicas, pero el tiempo demostrará que allí no había más que vacío. Cuando uno mira lo que ocurre en tantas partes de la Iglesia y compara los esfuerzos que se ponen y los frutos que se consiguen en conversiones, vocaciones, vidas cuajadas en hijos y en virtudes, no puede menos que preguntarse. ¿Estaremos unidos o separados de Jesucristo, Vid verdadera?. En cualquier caso, lo cierto es que la Palabra de Jesús está ahí: «Sin Mí no podéis hacer nada»    

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