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LITURGIA DEL VATICANO II

Ascensión (1.VI.2014) - Ciclo A

TODOS SOMOS MISIONEROS

“Haced discípulos a todos los pueblos”

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El evangelio de este domingo tiene unas palabras que son, a la vez, un mandato y una misión: el mandato y la misión de “hacer discípulos” de Jesús “a todos los hombres, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo”. Cuando oíamos hace años estas palabras, pensábamos que no nos concernían, porque a nuestro alrededor todos estaban bautizados. Sus destinatarios eran los que tenían vocación de ir a lo que llamábamos “misiones” y “países de misión”. Era un reduccionismo equivocado, pero tenía una cierta justificación. Hoy, ese reduccionismo es imposible y no se mantiene en pie. Porque a nuestro lado hay mucha gente que no está bautizada y muchos más que no conocen a Jesucristo. El fenómeno de la inmigración ha traído a nuestras tierras muchas personas no cristianas. Y el alejamiento masivo de Dios ha hecho que los no-bautizados sean gente nacida y crecida aquí. Sin salir de Burgos, hay muchos niños y adolescentes que no están bautizados. Incluso jóvenes. Pueden estar en nuestra propia familia o ser vecinos y conocidos nuestros. Ante esta realidad, las palabras del Evangelio de hoy: “Id y haced discípulos míos, bautizándolos”, no pueden dejarnos tranquilos, pues se nos dicen a cada uno de nosotros. Somos tú y yo a quienes Jesús manda –sí, no aconseja, manda: “id”- que les hagamos discípulos suyos. “¿Te has atrevido a plantear a alguno que reciba el Bautismo?”, preguntaba el papa Benedicto XVI a los jóvenes, en el Mensaje de la Jornada Mundial de la Juventud en Brasil. Plantear el anuncio de Jesucristo y el Bautismo lo puede hacer cualquiera. Una abuela, a su nieto; un hermano, a su hermana; una novia, a su novio; un amigo, a su amigo. Y quien habla del Bautismo, puede hablar de la Confirmación, de la Primera Comunión y del Matrimonio. ¡Cuántas parejas de hecho darían el paso al Matrimonio si alguien se acercara a evangelizarlas! Es triste tener que reconocer que son pocos los cristianos que se atrevan a hablar de estas cosas. Así nos va. Pidamos al Señor que nos quite tanta cobardía y tanta desidia y nos conceda la alegría de hacer nuevos cristianos.  

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